El barrio Santa Ángela, al este de la ruta Panamericana, y en jurisdicción del distrito Benegas, es otro de los conglomerados urbanos que se levantó donde antes había viñas y olivares, en este caso de la bodega Calise.
Se trata de un grupo de 73 casas, de agradable construcción y estilo, en la que se radicaron empleados, profesionales de distintas actividades y que hoy siguen ocupado, en líneas generales, las mismas familias.
Su nombre -Angela- corresponde a una de las hijas del bodeguero Francisco Calise, que también bautizó de esa manera a uno de los champagnes de la desaparecida firma. La restante descendiente del terrateniente, Lidia, dio denominación a una de las barriadas contiguas, hoy bautizada como Bianchi, sobre la Perito Moreno.
La estructura barrial, motivo de la actual descripción, tiene calles tranquilas, merced a la colocación, en la década del '90, de lomos de burro que aminoran la marcha de los vehículos. Sería uno de los conjuntos urbanos que primero adoptó esos desaceleradores, odiados por algunos conductores, bendecidos por los padres de chicos.
En la vecindad del Santa Angela también pueden ponderarse actualmente la ruta Panamericana (o San Martín Sur), la ciclovía que parte del parque Benegas, este último espacio y la importante vía de circulación, Perito Moreno, por donde circulan el trole y otros medios de transporte público.
El lugar posee unión vecinal "desde siempre" y un dato curioso lo conforma el hecho de que la misma dirigente, Mónica Negri (61), sigue al frente de la entidad desde los años '90. Nadie considera que esa prolongación en la conducción de la organización sea una 'dictadura'; en cambio, todos le agradecen la dedicación permanente por el barrio, que le ha insumido miles de horas. "Cuando necesito colaboración, los integrantes de comisión, y los que no son, se ponen a disposición de los intereses comunitarios. A veces, me 'sufren' los intendentes y algunos concejales por ser un poco insistidora".
En su casa se desgranaron algunas historias del sitio, en compañía de su esposo, el ingeniero agrónomo Nicolás Ciancaglini (75), ex investigador del Instituto Nacional del Agua (INA), y los vecinos Francisco Rubén Valenti (67), ejecutivo de Industrias Metalúrgicas Pescarmona SA (Impsa) y María Elina Leal (59, comerciante).
Relataron que las primeras en radicarse fueron entre 10 a 12 familias, hasta que con el paso del tiempo el área se fue poblando. Algunos compraron más de un lote, y el último censo indica que hay 88 terrenos, 73 ocupados por viviendas unifamiliares, y solamente 2 lugares permanecen como baldíos, aunque con el correspondiente cierre.
El inicio barrial imita lo que ha ocurrido en otras partes de la provincia. En los primeros años de los '70 faltaba el asfalto y mejoras imprescindibles como cloacas y gas, prestaciones que se fueron obteniendo con la militancia vecinal y los aportes de sucesivas administraciones municipales, arrancando por la de Nélido Altiner (proceso militar), y siguiendo por Roberto Tuninetti (quien falleció imprevistamente hace un mes), Carlos de la Rosa, Rubén Montemayor, César Biffi, hasta llegar a Alfredo Cornejo. Fue iniciativa de los moradores la elección de los árboles que se plantaron en la plaza La Amistad, hoy cerrada por la obra de refuncionalización que lleva adelante la Municipalidad de Godoy Cruz. "El paseo -contó la diligente Mónica- era utilizado de cancha de fútbol por jóvenes de los alrededores, hasta que decidimos que ése fuera nuestro sitio de descanso y esparcimiento".
Antaño, el barrio tuvo otra novedad cuando el medio ambiente era importante, pero no tenía tanta gravitación como en la actualidad.
Hace varios años, los hijos de los entrevistados y otros más, formaron una brigada ecologista, con el fin de cuidar la plaza, pero también con el propósito de vincular a los mayores a través de los niños. Mónica recordó que "la población de chicos trabajaba con herramientas que les prestaban los placeros y de esa manera se formaron con mucha conciencia sobre el cuidado de plantas y el agua". Hoy esos menores son personas de entre 35 y 40 años, varios de los cuales siguen residiendo en este conjunto de casas.
Siempre se agradeció a Impsa porque la empresa donó caños, chapas y otros elementos para realizar los carteles que señalizan las calles, y para el riego a manto.
Además del ya nombrado ingeniero Valenti, otro componente de la misma firma metalmecánica, con residencia en el sitio, es Jaime Aguiló, quien en sus años mozos supo trabajar en el vespertino que tuvo Los Andes hasta los '80, El Andino.
Precisamente Aguiló, el ingeniero Carlos Félix La Red (ex ministro de Economía de Mendoza), Juan Carlos Pina, gerente de Bodegas Argentinas, Roberto Bauzá, y algunos más fueron los que iniciaron la "colonización" de esta parte de Godoy Cruz.
Igualmente residió por allí la profesora María Banura Badui de Zogbi, poeta y ex docente titular de Literatura de la Universidad Nacional de Cuyo, hoy afincada en Chacras de Coria. "Nuestra casa era la número 5 y mi esposo, Marcelo Zogbi, fue el primer presidente de la vecinal", remarcó la catedrática, apodada "Negrita". Una vecina de esta última era Graciela Cousinet, dirigente política, docente universitaria y ex vicedecana de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo.
Se señaló asimismo como gente de las primeras épocas a las familias Recabarren, Miguez, Ferreyra, Allaca, Vera y Carrión, entre otras.
¿Cómo es la convivencia actual?. Los consultados coinciden en afirmar que se mantienen las pautas de respeto mutuo y la buena convivencia de los primeros tiempos. "Por aquí hay mucha unidad", resumió María Elina.
Barrera verde
Hacia el oeste del barrio existe una separación natural con la bicisenda construida por la comuna. Se trata de un vallado verde, prácticamente impenetrable. Cuentan los memoriosos que fue plantado en tiempos del ferrocarril, cuando por allí circulaban trenes de carga y pasajeros a distintos destinos y que pasaban por la ex estación Benegas, hoy epicentro de un gran parque comunitario muy utilizado por la gente. "En algún momento quisieron erradicar ese cerco, pero nosotros nos opusimos y primó nuestro criterio", contó el ingeniero Ciancaglini.
Otras características de este hábitat es que en su interior no hay negocios, no circulan micros y no se puede edificar más de 2 pisos. Se suman a esas particularidades las ventajas de conformar un lugar tranquilo y a la mano de todo, ya que se ubica muy cerca de la plaza departamental y a 15 minutos del microcentro mendocino.