Según sus palabras, “el vino es poesía líquida” y como es un compositor nato, no dudó en ponerse a “escribir”. De la mano del reconocido enólogo Marcelo Pelleriti, Pedro Aznar eligió ayer un paradisíaco espacio en Tunuyán para presentar sus vinos, mostrar sus primeras vides plantadas en su preciada parcela de algo más de dos hectáreas y adelantarnos parte de un proyecto que lo convertirá probablemente en un bodeguero de los que -a pesar de ser célebres- no pierden la mística.
En el predio de The Vines of Mendoza, -la villa de los enólogos en Tunuyán, como muchos la llaman-, el músico se mostró feliz y entusiasmado, pero por sobre todas las cosas demostró que no toca de oído y que conoce cual experto de qué modo se hacen las cosas en la industria.
Está cursando la carrera de sommelier y visita con frecuencia regiones vitivinícolas del mundo para mantenerse informado, probar, descubrir y aprender. Esa parece ser su meta. Disfrutar, por supuesto, porque la motivación inicial de este proyecto es la del placer. Sin estrés, pero sin improvisar.
Su empresa se llama Abremundos y las tres líneas de vinos que presentó en sociedad llevan un nombre muy musical: Octava Bassa, Octava Alta y Octava Superior, todos cosecha 2011, pertenecientes a la categoría alta gama, cuyos precios van desde los $170 a los $ 600.
Músico y enólogo se conectaron en agosto de 2012 desde los sensitivo, la estética, los sonidos y el propio silencio. El aporte de Aznar, según Pelleriti fue el detalle, el rigor, la disciplina, entre otras cosas.
Para Pedro, hacer vino es como la música: una ciencia y un arte, y afirma que Dios está en los detalles. La Pachamama es la gran musa; el respeto por la tierra es lo que inspira el proyecto.
“Me conmueve estar en este entorno natural impresionante. Es emocionante ver cómo las plantas van creciendo, el fruto que van dando, y que luego la mano del hombre actúe sobre eso y haga el vino, que es un acto poético”, afirmó. El músico destacó que el vino comunica la cultura de un pueblo, la inteligencia y el respeto para conectarse con la naturaleza y generar cosas nuevas a partir de lo que da.
Priorizar eso a rajatabla y comunicar el entusiasmo y la pasión que lo aúna con Marcelo Pelleriti es su intención. Recordó que “hacer el primer corte del vino fue religioso” ya que esa búsqueda “tiene algo de musical, poético y de arquitectura; tiene que ver con armonía, equilibrio, paciencia, tiempo, y con poder hacer un silencio interior parecido al silencio que hay en las montañas”.
El vino tiene que ver con cómo habla, canta y sueña la gente, dijo Aznar. Comentó que al vino le ha cantado tonadas (el ex Serú Girán compartió un registro publicitario con mucho otros músicos argentinos) pero aún no ha compuesto ninguna. Sin embargo la tierra mendocina ha generado inspiración en el creativo y ha encontrado lugar para componer. Ese entusiasmo se tradujo: escribió un tango sobre letra de Horacio Ferrer en una bodega mientras esperaba la llegada de un fotógrafo.
Aznar se suma a los proyectos de músicos como Gustavo Santaolalla, Chayanne, el actor Robert De Niro o los conductores Marcelo Tinelli y Jorge Rial. “Este proyecto refleja una nueva visión del vino en el mundo. En esta última década y media ha habido una revolución en el mundo del vino, se lo interpreta de una manera diferente y se lo ve como una cosa mucho más amplia que solamente una bebida. Es un fenómeno cultural, expresión de un pueblo. El hecho de que muchos músicos nos estemos involucrando con el vino, es una extensión natural de lo que hacemos”.
La finca y la bodega
Las más de dos hectáreas de su propiedad serán por sobre todas las cosas, un espacio muy musical.
El terreno ya cuenta con una piedra fundacional y tiene proyectada una bodega de 100.000 litros de producción. Como no podía ser de otra manera, el estudio de arquitectos Bórmida Yanzón será el responsable de su construcción.
“Será una bodega con libres los paseos, arquitectura y plantación, totalmente diferente, donde hay juego de planos pensando en pequeñas áreas para implantar los diversos varietales. El espacio para la bodega será en la parte baja del terreno, tapada por un parral y una lagunita con tres lodges pequeños para recibir amigos, familiares y excepcionalmente turismo. Ya está en marcha en proceso de anteproyecto, donde Pedro y Marcelo tendrán un espacio para escuchar música y pasar momentos agradables; para tomar vino y comer tapas, un espacio musical” describió el arquitecto Mario Yanzón.
El sistema de plantado de vides será el Échalas, un método muy utilizado por diversos países del mundo, libre de alambres, donde la única estructura es el palo por la planta. Requiere de mano de obra más intensa ya que no se puede meter ninguna máquina y sólo se permite en plantaciones pequeñas: admite 12.000 plantas por hectárea.
“Es un suelo complicado para trabajar, estamos tratando de conseguir portainjertos que funcionen en este lugar ya que no funciona cualquier planta, es muy pedregoso. Pretendemos tener once o doce variedades poco usuales para hacer vinos especiales: como carignan y albariño, además de los tradicionales malbec, cabernet franc, syrah”.