El otoño es la estación del año más bella no sólo por la fusión de colores que muestra, sino también por la floración de especies como las azaleas y camelias que dan un toque distinguido y diferente a todo nuestro hogar.
LAS CAMELIAS
Son especies que se caracterizan por la belleza de sus grandes flores y porque su época de crecimiento tiene lugar en los meses fríos del año. Además podés conseguir que el proceso de floración se prolongue si la cuidás adecuadamente.
Uno de los ejemplares más utilizados para plantar en los jardines es la camelia japónica que proviene del este y sur asiático.
Se destaca por el color de su flor que va desde el blanco hasta el rojo más intenso y puro.
El suelo que necesita para su desarrollo debe de ser muy fértil, ácido, húmedo y que esté bien drenado.
Es una planta que resiste temperaturas frías, pero cuando se producen heladas es recomendable que se resguarden.
A pesar de su resistencia y fuerza, como todas las especies, tienen un punto débil que son las plagas. En este caso esta especie suele ser el manjar de pulgones, cochinillas y gorgojos. Para evitar que estos parásitos entorpezcan el crecimiento de este bello arbusto se deben posicionar en lugares ventilados y además pulverizar sus hojas con los productos adecuados, para que no dañen la camelia.
LAS AZALEAS
Este arbusto de origen asiático se caracteriza por su abundante floración que muestra una gran cantidad de tonalidades diferentes.
Para que pueda observarse este ejemplar en todo su esplendor debe posicionarse en lugares frescos y sombreados, además de tener un sustrato bien drenado.
Es una especie que solemos encontrar en el exterior, pero si la cuidamos correctamente es ideal para decorar los rincones de nuestro hogar.
El riego es clave para que las azaleas muestren sus preciosas flores acampanadas, ya que es importante mantenerlas mojadas, porque necesitan mucha agua, sobre todo en verano, pero sin que se estanque, ya que puede provocar el temido marchitamiento de la misma.