La princesa Ayako, la tercera hija de un primo del emperador Akihito, se casó ayer con el plebeyo Kei Moriya, y renunció a los beneficios de la realeza y a su estatus.
La ceremonia se hizo ayer en el templo sintoísta de Meiji Jingu, en el centro de Tokio. Vestida con el tradicional kimono rojo y la falda “hakama”, con un estilo que retrotrae a la vieja nobleza japonesa, Ayako intercambió los anillos leyendo a viva voz un juramento en la tradición sintoísta. A la ceremonia asistieron unas 30 personas, incluidos los miembros de ambas familias.
En base a la ley de la casa imperial, las mujeres deben renunciar a su título nobiliario por amor. Una vez registradas las actas de matrimonio, la princesa deberá decir adiós a sus títulos y prerrogativas reales. Sin embargo, se llevará una jugosa compensación de más de 900 mil dólares.
Con la partida de Ayako de la familia imperial, los miembros de la más antigua monarquía hereditaria ininterrumpida que aún existe en el mundo son ahora solo 18, 13 de los cuales son mujeres. Siete de ellas son solteras y menores de 40 años. La nueva pareja se conoció en diciembre pasado, gracias a amistades en común de sus padres.
Ayako, de 28 años, actualmente trabaja como investigadora de la Universidad Josai de Chiba, en la facultad de Ciencias Sociales. Su esposo, de años 32, es un empleado de la compañía de transportes Nippon Yusen, y posee numerosas experiencias de estudio en el exterior. Además es amante de los maratones y del triathlon.
Según las reglas de la ley imperial, la princesa recibirá una indemnización de 107 millones de yenes (unos 840.000 euros) para el mantenimiento de la dignidad individual. Conocida por su afabilidad y como una mujer desenvuelta, Ayako compartió apartamento con otros estudiantes durante los años en la Universidad. Y en base a comentarios de sus allegados, en forma regular realizaba las tareas domésticas.
La princesa Ayako es la tercera hija del primo del emperador Akihito, el príncipe Takamado, quien murió en 2002, y su esposa Hisako. A pesar de la disparidad de clases, los novios afirmaron haber sido “flechados” por el amor en la primera reunión, organizada en diciembre pasado por la madre de la princesa, amiga de la familia del futuro esposo.
“La distancia psicológica entre nosotros dos se redujo de manera espontánea”, explicó durante la conferencia de presentación oficial a principios de julio, Kei, probablemente debido a una dinámica familiar similar.
A principios de este año Kei ya había hecho la propuesta de matrimonio, pero tuvo que esperar hasta abril para el esperadísimo “sí” de Ayako.
El emperador de 84 años completará el proceso de abdicación del trono del Crisantemo el próximo 30 de abril a favor de su hijo mayor, el príncipe heredero Naruhito.
Con la decisión de Ayako, desde el comienzo del milenio son tres las princesas que han renunciado a los emblemas reales para preservar su esfera afectiva. En 2005, la princesa Sayako, la única hija mujer de la pareja imperial tuvo que cambiar su nombre, como la princesa Noriko, la hermana mayor de Ayako, que también se vio obligada a abandonar toda correlación con los títulos del palacio imperial.
Y, sin embargo, todavía se está en fase de preparación para la boda de Mako, la nieta mayor del emperador y la primera hija del príncipe Fumihito y su esposa Kiko, la más conocida entre las princesas de la corte, que en septiembre pasado había anunciado con bombos y platillos su boda en la primavera de este año -con un plebeyo- para luego revisar el plan debido a los errores de evaluación realizados en los preparativos de la ceremonia.
También en este caso, Mako, como Ayako, tendrá que renunciar a sus títulos y prerrogativas imperiales y convertirse a una vida más común. Pero con toda probabilidad, al igual que los orígenes del rango, igualmente noble.