El mercado avícola tenía buenas expectativas para este año, las exportaciones a China marcaron ritmos crecientes, y en el mercado interno el consumo de carne de pollo se estaba equiparando al bovino, por el menor precio del primero. Sin embargo, la pandemia generó un doble efecto negativo: el cierre temporal de las exportaciones generó sobreoferta, y la caída del poder adquisitivo de los ciudadanos en el mercado interno deprimió la demanda, en ambos casos, esto afectó el precio del pollo, y ahora buscan ponerle un piso para evitar pérdidas.
Según el relevamiento de Coninagro, la producción a nivel país deja 2,1 millones de toneladas de carne aviar y 1,0 millón de huevos al año, y el consumo promedio por habitante es de 43 kilos y de 265 huevos por habitante, mientras que las exportaciones representan para el sector 330 millones de dólares anuales.
En su mayoría, la producción se destina a China (46% de las exportaciones del sector), a Chile (8%), Sudáfrica (7%), Arabia Saudita (6%), Emiratos Árabes y Rusia (4%), y el resto (25%), se divide entre otros destinos. Así, rápidamente el coronavirus se cobró cerca de la mitad de las exportaciones.
Según explicó Norberto Niclis, vicepresidente de Coninagro, y empresario avícola el sector venía con una dinámica que combinaba exportaciones, y el consumo interno. "El precio del cajón, que es la unidad de medida nuestra, equivalente a 20 kg o a 10 pollos de 2 kilos cada uno, estaba en alrededor de $1.800, con un margen para cubrir los costos del productor y de todos los que intervienen en la cadena de comercialización, lo que debemos garantizar en la integración avícola cooperativa, pero ahora cayó hasta $1.400", explicó.
En este marco, productores del sector mantuvieron una reunión en Buenos Aires para tratar de encontrarle un piso de $1.500 al cajón para evitar que los diferentes eslabones de la cadena entren en pérdidas.
"Sin embargo, el principal problema del sector es la comercialización informal, para los productores que tenemos todo en blanco, no solo pesa el IVA más los costos salariales, sino que se aporta mucho a la economía del país que cuando el cliente compra un pollo que no proviene del sector formal, no se está pagando", comentó Niclis.
El empresario señaló que la economía informal también ha alentado muchos mitos en torno al pollo, como que aumentan su tamaño con hormonas, algo que no sucede, porque las hormonas se utilizan únicamente en la etapa reproductiva, y no afectan el producto para el consumo. "Pero lo que sí sucede con algunas empresas, es que ofrecen pollos de menor calidad "inyectados" en un 10 o un 15% de su peso con agua con sal, algo que está permitido, porque lo venden como condimento, pero que los consumidores tienen que tener en cuenta", agregó.
Exportaciones
Según advirtió el vicepresidente de Coninagro, "las exportaciones cayeron de forma estrepitosa", en el caso de la cooperativa que él integra (Avícola de la Unión Agrícola de Avellaneda Coop. Ltda, ubicada en Avellaneda, Zona Norte de la provincia de Santa Fe), contaban con 20 contenedores al mes que se enviaban al exterior con carne, harina de pollo y derivados (garras, crestas, etc.), que en cuanto sobrevino la crisis sanitaria se detuvieron, y aunque hoy comienza a notarse una reactivación, se encuentran con que "no se consiguen contenedores vacíos (refrigerados), porque la crisis es mundial, y muchos quedaron retenidos en diferentes partes del mundo".
El valor de la tonelada, según comentó Niclis, estaba en alrededor de u$s2.500 (por ejemplo de pata muslo), y "la exportación hacia que el sector pudiera producir en cantidad".
Mercado interno
"La demanda en el mercado interno se mantiene, pero la sobreoferta tiró el precio para abajo", señaló, Niclis.
No obstante, los precios del principal insumo para la cría también se ha mantenido, algo que contribuye a que, por el momento, los costos internos no se disparen, y es que el maíz representa más del 70% de lo que consumen los pollos (se calcula que 1 kg de pollo significa alrededor de 1,7 kg de alimento), y no ha aumentado su precio.
En la actualidad, sólo en alimentos se calculan alrededor de $45 por kg de pollo. "El alimento es el mayor costo en la crianza y el engorde, sin contar la energía eléctrica para la calefacción en invierno y mantenerlos frescos en verano, y sin contar las amortizaciones que se deben dar tanto para el industrial como para el granjero", cerró.
Antonio Olmo, uno de los propietarios de Avícola Luján, coincidió con Niclis, y señaló que el consumo en Mendoza se mantiene bajo por la caída del poder adquisitivo, y eso contribuye a aumentar la caída del precio. "Incluso los precios que se ven en televisión se nota la merma, los pollos frescos van de $90 a $140 el kg. A pesar de que es una de las carnes más económicas, la recesión es interesante", agregó.
"Hoy hay un sector de la economía que no está trabajando, y empleados que no están cobrando el sueldo. Esperamos que se estabilice la baja a niveles más razonables, pero hay una sobreoferta del pollo que no puede absorber la demanda interna, ni la apertura de las exportaciones, porque esto no pasa solo acá, sino que en todo el mundo hay excedente y los precios de exportación son muy bajos", señaló Olmo.
Nuevos costos de producción
El empresario de Avícola Luján señaló que hoy no solo pesan los costos laborales, ni los que hacen directamente a la cría y engorde del pollo, sino que el costo laboral ha sufrido incrementos porque se requiere que quienes pueden asistir a sus puestos laborales hagan horas extra.
"Hay personal que no está viniendo a trabajar, porque se expondría a un mayor riesgo (diabéticos, mayores de 60 años, gente con enfermedades preexistentes y demás), y hay otro porcentaje que no viene porque existen ordenanzas para que no se junte tanto personal, y eso equivale a más horas de trabajo. Pero estamos haciéndole frente a esto que es nuevo para todos", explicó Olmo.
“Estamos agradecidos porque hemos podido seguir trabajando, pero no todas las empresas están en la misma situación”, agregó.
En cuanto a la producción local, el empresario comentó que se realiza mayormente para el mercado interno, y más del 50% de lo que se consume en la provincia proviene de Buenos Aires. "Hubo una reunión el lunes en Buenos Aires para sostener la baja, para que no caiga a niveles catastróficos", apuntó.
No obstante, Olmo señaló que teniendo en cuenta la situación económica de los argentinos, y los mendocinos en particular, se ha acompañado este momento con precios bajos. "Pollo vamos a seguir comiendo, pero el consumidor está muy apretado en estos días, y esperamos salir pronto de esto", finalizó.
El precio de los huevos en alza
Por el contrario, los huevos han registrado un aumento de aproximadamente un 50% si se observan los precios mayoristas. Según explicó Nicolás Leiva, productor de Fray Luis Beltrán, "se ha cosumido más por el tema de la cuarentena, y ha aumentado el precio del huevo porque tenía valores que no eran rentables, estaba entre el 60% y en hasta el 50% de su valor de producción", señaló.
Por otro lado, al subir el dólar, algunos insumos importados, como “químicos que se utilizan en los alimentos, o vacunas”, según detalló el productor, aumentaron.
"Aproximadamente ha subido un 50% el cajón de huevos (de $2.400 a $2.500, por doce maples)", explicó Leiva, y comentó que está "muy por debajo de los precios máximos sugeridos para la docena de huevos (alrededor de $118), que daría $3.540 por cajón" (30 huevo por maple y 360 huevos por cajón).
Aún así, la demanda supera la producción, "se está consumiendo un 48% más, y está faltando a nivel país, no solo en la provincia", según explicó el productor que señaló que desde hace al menos cuatro años el huevo no podía recuperar valor porque no había demanda que absorbiera mayores precios.
"El aumento del consumo se ha dado porque la gente está en la casa y hace todo casero, se produce más y se vende mas, pero la materia prima también ha subido", cerró.