Así como Mamut, la serie mendocina creada por Ariel Blasco y Matías Rojo, otra producción audiovisual íntegramente filmada en Mendoza se ve en la pantalla local.
"Me interesaban los personajes despegados de la realidad, que tratan de resolver situaciones cotidianas por fuera de todo lo que indicaría el sistema". Mario Obrador (director de la serie, está hablando de Carles y Valentino, los protagonistas de la serie que emite Canal 7 todos los sábados a las 19.30: Una de las terribles cosas.
Carles y Valentino son dos sujetos sin trabajo que no tienen cómo pagar las expensas. Deciden, pues, secuestrar a la hija de un antiguo jefe, para poder sostenerse en ese departamento, ubicado en la mítica Cuarta de Fierro.
Las vicisitudes de la vida harán que estos muchachos entablen una simpática relación con su víctima, Noelia, una adolescente antisocial.
“Ella es una rebelde”, explica el director, quien quería mostrar además cómo la trasgresión a las normas atraviesa distintas clases sociales.
Noelia, pues, terminará por ayudarlos a negociar su propio rescate. Pero ambos serán perseguidos por el Jefe de la División Antinarcóticos de la policía de la Cuarta Sección.
Durante ocho capítulos, estos entrañables personajes se involucran en situaciones absurdas, profundizan su distancia con lo establecido y proponen una complicidad con lo sencillo que, por supuesto, enfurece a la ley.
Con cierta reminiscencia de los personajes, siempre ajenos al mundo que les rodea, de las películas de Wes Anderson, con toques de humor absurdo al estilo Los Simpson o Torrente, el brazo tonto de la ley, e influenciado por el realismo tragicómico de series como Malcolm in the Middle, Mario traza sus influencias. A ellas se suma el tinte de comedia negra de películas como Educando a Arizona, de los hermanos Coen; Pulp Fiction , de Tarantino o Vida sin reglas, de Danny Boyle.
“Todo esto inmerso en un pequeño universo de locaciones olvidadas de la historia de Mendoza: ‘La Cuarta de Fierro’, centro de la ciudad en épocas coloniales, hoy devenido en un suburbio de paredes gastadas donde convive la cultura barrial con la vida urbana, las trabajadoras sexuales, los vendedores de tarjetitas con mensajes afectivos. Lugares que contrastan con la modernidad de las oficinas y locales de comida rápida también presentes", aclara.
De hecho, el comienzo de la serie nos ubica allí, en ese contexto de mixturas que persiste.
Hay un viaje chamánico hacia las montañas, persecusiones en la Alameda, un linchamiento por manos de una turba enardecida en la zona más coqueta de la ciudad y un grupo de torpes policías antinarcóticos cuyos operativos se frustran continuamente. Pues sí: el equipo de Una de las terribles cosas se lanzó al desafío de involucrar la acción en suelo propio.
Lo interesante son las devoluciones que van llegando de la audiencia. En general, satisfechos de ver “cine en televisión”.
Mientras la serie se sigue emitiendo en la pantalla local (faltan dos capítulos para el final), Obrador sigue apostando a los proyectos audiovisuales independientes. “Que exista la posibilidad de realizar series acá, permite que todos nos especialicemos. Que los actores, además, puedan avanzar en la actuación ante cámara".
Él, que estudió en la Escuela de Cine y Video, ha realizado Toda esa rabia (documental), La vida tal como es (corto experimental) y Litz (corto de ciencia ficción a estrenarse).
