La carrera para conseguir un acuerdo mundial contra el cambio climático vive una nueva etapa a partir de ayer en Bonn (Alemania), donde se celebran nuevas negociaciones intermedias, a menos de 200 días de la gran conferencia de París.
Christiana Figueres, la responsable del clima de la ONU, Laurent Fabius, el ministro francés de Relaciones Exteriores, y Manuel Pulgar-Vidal, el ministro de Medio Ambiente de Perú, que presidió la conferencia de Lima, inauguraron la cumbre, que durará hasta el 11 de junio.
Las delegaciones de los 195 países presentes intentarán mejorar un documento de 80 páginas elaborado en febrero en Ginebra, que contiene numerosas redundancias y contradicciones.
“Si se conservan las partes más ambiciosas, tendremos un acuerdo para promover una transformación global hacia un futuro verde (...) y sostenible”, declaró en un comunicado Mattias Södeberg, responsable en Bonn de la delegación de ACT, una coalición que reúne iglesias y organizaciones de 140 países.
“Un acuerdo de este tipo salvaría vidas, limitaría los riesgos de conflictos y apoyaría el crecimiento y un desarrollo sostenible”, añadió.
Sin embargo, el camino para alcanzar un consenso sobre las normas que regirán la lucha contra el calentamiento a partir de 2020 “aún es largo”, aseguró el sábado el economista británico Nicholas Stern.
“El objetivo es alcanzar un preacuerdo en octubre [...] La COP21 (cumbre de París) permitiría luego dar los últimos retoques y tratar los puntos pendientes, pero sobre la base de un texto sólido y claro para todos”, declaró Fabius en la apertura de la sesión de negociaciones.
Algunas cuestiones complejas están en el centro de las negociaciones: ¿qué objetivo de reducción de gases de efecto invernadero hay que imponer para limitar la subida de temperatura a 2ºC? ¿Cómo pedir esfuerzos a todos los países teniendo en cuenta las crecientes necesidades energéticas de los países emergentes?
Mientras los países revelan poco a poco sus objetivos nacionales de reducción de gases de efecto invernadero para 2025 ó 2030, las conversaciones también abordarán la manera de comprobar su puesta en marcha y la posibilidad de modificar los compromisos en el futuro, a medida que cambien las tecnologías y sus costes.
De momento, 37 países, incluidos la Unión Europea, Estados Unidos, Rusia, Canadá y México, anunciaron su “contribución nacional” a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
China, el mayor contaminante mundial, debería comunicar sus proyectos próximamente, al igual que Australia, Brasil y Japón.
“Las negociaciones de la ONU son totalmente inadaptadas a la urgencia climática. En privado todo el mundo lo dice, todo el mundo es consciente de ello, pero la complejidad del proceso es tal que continúa como si no pasara nada”, lamentó la ministra francesa de Ecología, Ségolène Royal, este lunes en una entrevista al diario Le Monde.
“No seguimos la trayectoria” necesaria para limitar el alza de temperaturas a 2ºC, reconoció por su parte Laurence Tubiana, la negociadora francesa, que añadió que es necesario recalcar el aspecto no punitivo de la evaluación y “la forma en que se puede combinar crecimiento y objetivos climáticos”.
Petroleras piden política de precios del carbono
Seis compañías petroleras y gasistas mundiales instaron ayer a los Estados que establezcan una política “práctica y realista” para la tarificación del carbono, con la vista puesta en la conferencia sobre el clima de París de diciembre (COP21).
En esta iniciativa “concertada y sin precedentes”, según su comunicado, BG Group, BP, Eni, Royal Dutch Shell, Statoil y Total lanzan “un llamado a los Estados de todo el mundo así como a la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CCNUCC) para que instauren mecanismos de tarificación del carbono”.
Los seis grupos piden a los Estados que “creen marcos reguladores transparentes, estables y ambiciosos” para armonizar los diferentes mecanismos nacionales a fin de minimizar “incertidumbres y promover mecanismos más eficaces económicamente para reducir la emisión de carbono en todo el mundo”.
Asimismo, han enviado un correo conjunto a la secretaria ejecutiva de la CCNUCC, la costarricense Christiana Figueres, y al presidente de la COP21, el canciller francés Laurent Fabius.
“Nuestro sector se enfrenta a una ecuación compleja: responder a una demanda creciente de energía menos emisora de CO2”, recuerdan. “Tenemos la firme convicción de que un precio de carbono permitirá apartar opciones más emisoras y aportar la visibilidad necesaria para potenciar las inversiones en las tecnologías reductoras de carbono”.