El nieto de 7 años del ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva falleció este viernes por una meningitis en Sao Paulo, por lo que sus abogados solicitaron que el ex mandatario saliera de la prisión de Curitiba, donde está preso desde abril, para despedirse del pequeño, algo que finalmente obtuvo autorización.
"El presidente Lula perdió a su nieto hoy. Arthur tenía 7 años y fue víctima de una meningitis. Fuerza presidente, estamos a tu lado, sienta nuestro abrazo y solidaridad", escribió la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, en su cuenta de Twitter.
La intención era que el ex presidente (2003-2010) pudiera asistir al funeral del pequeño Arthur Araújo Lula da Silva, quien falleció en el Hospital Bartira de Sao Paulo, adonde fue ingresado por la mañana con una fiebre alta.
La petición de los abogados se basa en la Ley de Ejecución Penal que determina que los presos pueden obtener un permiso de salida con escolta en caso de fallecimiento o enfermedad grave de un hermano o de otros parientes cercanos.
Al contrario de lo que ocurrió en el pasado, cuando otros pedidos similares del ex presidente fueron negados, los abogados de Lula se comprometieron a "no divulgar ninguna información relativa al trayecto que se realizará", y dijeron que informarán el lugar de la ceremonia de sepultura "directamente a la autoridad policial", según lo publicado por Folha de Sao Paulo.
El pequeño Arthur, cuyo padre es Sandro Luis Lula da Silva (uno de los cinco hijos del expresidente), será enterrado el sábado, según el PT, aunque aún no fue informado el lugar ni la hora.
El niño había visitado en dos ocasiones a Lula en la prisión de Curitiba (sur).
Lula, quien purga desde abril de 2018 una pena de 12 años y un mes por corrupción, atravesó una situación similar cuando su hermano Genival Inácio da Silva, conocido como Vavá, murió el 29 de enero en Sao Paulo (a 400 km de Curitiba), pero debido a trabas legales no se le permitió salir a tiempo para acudir al entierro.
"No dejaron que me despidiese de Vavá por pura maldad", dijo Lula en esa ocasión.
Lula, de 73 años, fue condenado (en una sentencia confirmada por un tribunal de apelación) por corrupción pasiva y lavado de dinero, como beneficiario de un apartamento en el litoral de Sao Paulo a cambio de favorecer a una constructora en contratos con la estatal Petrobras.
En otro proceso, fue sentenciado el mes pasado por un tribunal de primera instancia a 12 años y 11 meses de cárcel, como presunto beneficiario de reformas en una hacienda de Atibaia -en el interior de Sao Paulo- ofrecidas principalmente por las constructoras Odebrecht y OAS, a cambio igualmente de su mediación para obtener contratos en Petrobras. Sus condenas suman así 25 años.
El ex mandatario de izquierda responde a otros procesos, pero se declara inocente en todos y denuncia una conspiración para impedirle volver al poder.