Escenario político
Massa, un candidato que espera surgir de la desesperación ajena
Sergio Massa cree que Cristina no quiere presentarse para la presidencia y en ello ve una ocasión para él.
Sergio Massa cree que Cristina no quiere presentarse para la presidencia y en ello ve una ocasión para él.
Cristina Kirchner regresó del renunciamiento como Alberto Fernández del desacato.
Cristina Kirchner no sólo está empujando al presidente de la Nación a un gravísimo desacato institucional; está tejiéndole con paciencia una telaraña prolija de consecuencias penales para el día después de que entregue el mandato.
Lo curioso es que para paralizar la actividad judicial, el Gobierno también recurrió a paralizar el Congreso, al que se le demandan sancionar leyes esenciales.
Fueron dos hechos:la condena y la catarsis. Ambos destinados a proyectar un peso decisivo sobre el ciclo histórico que vive el país.
Romper lo que haga falta es para Massa el mantra de su supervivencia política. Todavía, además, no resigna una candidatura presidencial.
Cristina quemó sus naves cuando renunció a una defensa técnica y, envalentonada por el regreso al poder, gritó que la historia ya la había absuelto.
Nunca el fútbol estuvo distante del abrazo del oso de las apetencias políticas. Sobran los ejemplos para confirmarlo y para evitar que una venda ingenua distraiga las prevenciones de las sociedades atentas.
Martín Guzmán señaló que Cristina siempre quiso el ajuste ordenado por el Fondo, pero no quería pagar el costo simbólico.
Cristina Kirchner llegará a los veinte años de su cansado proyecto político ofreciendo sólo nostalgia.
En la oposición no todos piensan igual -a veces, ni parecido- sobre lo que conviene hacer desde el Estado con el Estado.
Con la vara baja de sus opositores, ni bien terminó la votacion del Presupuesto, el kirchnerismo saltó con urgencia a voltear las PASO. Cambiar las normas electorales sobre la marcha sólo porque Cristina ha perdido la conducción del peronismo.
Al Presidente argentino lo define muy bien el soneto de Joaquín Sabina: “Hazte un favor, dime que estás herniado de parodiar parodias de tí mismo”.
Massa se imagina como el único candidato presidencial viable del oficialismo en 2023, sólo si logra contener la inflación, aunque sea a la mitad de índice actual.
El recambio de ministros no renovó expectativas. La nueva integración del gabinete no les interesó ni a los aliados más poderosos del oficialismo. El presidente Fernández encara su callejón de salida.
Cristina conduce con la ambigüedad. Siempre hubo un kirchnerismo para protestar y otro para gobernar.
Cristina cree posible estar parada en ambos lados del mostrador:el de los que le echan nafta al fuego y el de los que intentan controlar el incendio
Atrás quedaron las invocaciones místicas y las insinuaciones reflexivas sobre la conveniencia de un diálogo político que encauce los conflictos exacerbados. La convicción restauradora del consenso dejó paso a una ofensiva donde queda expuesto el hueso del pensamiento oficialista, donde entre otras cosas se vincula sin pruebas el accionar judicial que investiga a Cristina Fernández con el intento de asesinado del que fue víctima.
Un pleno del Frente de Todos rezó ayer en Luján. Las oraciones en voz alta fueron por Cristina Kirchner. Las plegarias en silencio, por el éxito del experimento Massa.
Según el oficialismo, el ataque a Cristina la ha devuelto al lugar de víctima que le estaban arrebatando los jueces.
El fiscal Luciani expuso tantas pruebas y documentos que Cristina Kirchner perdió la batalla de la opinión pública. Ni sus seguidores creen en su inocencia. Sólo la justifican por sus objetivos.
Contra la remanida excusa de la multicasualidad del fenómeno inflacionario, cada vez se torna más evidente la incidencia dirimente del exceso de emisión monetaria.
Cristina Kirchner, la jefa política del oficialismo, jamás buscó regresar al poder por el afán de disponer sobre alguna política pública. Cristina regresó para labrar la alfombra de su impunidad. Volver para zafar.