Lenguaje
Falsos aumentativos
Existen en nuestra lengua innumerables términos que, por su terminación, pueden dar una idea equivocada de aumentativo, pero que en realidad encierran otras nociones.
Existen en nuestra lengua innumerables términos que, por su terminación, pueden dar una idea equivocada de aumentativo, pero que en realidad encierran otras nociones.
Cuántas veces, al no recordar algo y sentir que el término quiere volver a nuestra memoria, usamos la expresión: “lo tengo en la punta de la lengua”. ¿Qué significamos con ella?
El sentimiento de odio se vincula las más de las veces, al resentimiento y al rencor, al furor y al enojo ciegos; dan cuenta de ello dos palabras: “saña” y “encono”. “En el ataque se evidenció su saña”. “Los dos sectores demostraron su encono”.
En nuestro país, coloquialmente, se usa la locución “tirársele alguien a otra persona” con el significado de “declarársele, manifestarle su amor”: “¿Viste que el extranjero se le tiró a mi prima?”.
Como un voto para 2023, trasmitamos a todos los que están en nuestro entorno la necesidad de volver a la cultura del esfuerzo, de la disciplina y del sacrificio, cimentados día tras día, en una rutina constructiva que nos permita alcanzar promisorios horizontes.
Un verbo que resulta de raro uso en el habla cotidiana es “atañer”, cuyo significado es “incumbir, corresponder”: “Esos asuntos no te atañen”.
También estamos ante un diminutivo en el caso de “muletilla”. Sabemos que ella es el soporte de un discurso, cuando falta otra palabra más adecuada y que se repite frecuentemente.
El uso de muchas locuciones que en la actualidad para los hablantes muy jóvenes pueden resultar incomprensibles, han servido para otorgar al mensaje connotaciones especiales y, al mismo tiempo, de modo económico e ilustrativo.
Cuando se desea señalar que nunca, o por lo menos muy tarde, se va a verificar un hecho, se usa “el día del juicio” o “el día del juicio por la tarde”: “Eso no tendrá lugar ni el día de juicio”.
Al vocablo “corazón” no precisamos definirlo desde el punto de vista anatómico porque todos saben qué designa, pero, en sentido figurado, tiene muchas veces el significado de “ánimo, valor, temple”.
Hay una diferencia entre estas locuciones tan parecidas. “Irse alguien de boca” e “‘Írsele la boca a alguien”: en el primer caso , se indica un actuar irreflexivo; en el segundo, que se habla de modo imprudente.
El vocablo “consejo” proviene del latín “consilium”, cuya traducción es “deliberación, consulta, debate en una asamblea”. El término “concejo” proviene del latín “concilium”, que significaba “ayuntamiento, corporación municipal”.
La dirección de la Escuela Artística “Wolfang Amadeo Mozart”, nacida en 1982, fue confiada a un profesor joven, egresado de nuestra Facultad de Artes, de la UNCuyo. Se trataba del profesor Ricardo Perotti, cuya obra fue monumental.
De la riqueza que encierran los términos dan cuenta muchas notas escritas en este espacio, no solo por las acepciones que encierran sino por la multiplicidad de frases que pueden formarse con ellos.
En esta columna meditamos semana tras semana acerca de los usos de múltiples vocablos que, según los contextos, van adquiriendo diferentes connotaciones.
“Errar” es, en primer término, “no acertar algo”, como cuando decimos: “Erramos en la elección del lugar para las vacaciones”. También puede significar “andar vagando de una parte a otra”: “Anduvo errando por diferentes sitios”.
¿Con qué valor se usa “prurito”? Habitualmente, lo usamos con el valor de “deseo persistente y excesivo de hacer algo de la mejor manera posible”.
La noticia era en la antiguedad toda información de interés por algún motivo. Ese valor se conserva en el español de hoy, donde se la define como “noción o conocimiento”.
Sobra la coma entre elementos repetidos cuando una misma expresión modifica a otra y enfatiza o precisa su significado: “Es muy muy claro”.
El Refranero multilingüe nos dice “La sangre sin fuego hierve”, que pondera la fuerza de los vínculos de sangre. También señala la fuerza de las pasiones, sobre todo juveniles.
El carácter súbito de un hecho puede verse en “de golpe y porrazo” o “de golpe y zumbido”. La Academia explica estas dos locuciones coloquiales como “precipitadamente, sin reflexión ni meditación, inesperadamente, de pronto”.
Hay quienes son muy inteligentes para comprender las cosas: en este caso se dice de la persona que las “cazó al vuelo”, aunque las intenciones hayan estado ocultas o no se hayan dicho claramente.
Existe una interjección común a varios países americanos, sobre todo en el ámbito rural: se trata de “¡malhaya!”. Ella expresa añoranza o deseo vehemente de algo, también disgusto con algo. Puede escribirse también “ah malaya”.