Lenguaje
La mesa servida: platos, sal y mantel
Cada uno de estos elementos tiene, aparte de su primer valor significativo, otros usos y combinaciones que resulta interesante conocer.
Cada uno de estos elementos tiene, aparte de su primer valor significativo, otros usos y combinaciones que resulta interesante conocer.
Si bien no es muy conocida por el hablante común, sí aparece frecuentemente en textos literarios y periodísticos. Alude a que, si hay un estado catastrófico, se ha llegado a él, como consecuencia de la existencia de males previos análogos.
El gerundio del verbo y su diminutivo (“callando” y “callandito”) se utilizan para indicar disimulo en el decir: “Callando, callandito, va logrando de a poco todos sus objetivos”.
Como seres reflexivos, somos capaces de poseer y llevar adelante una “vida interior”, que queda definida como el “conjunto de pensamientos y reflexiones de una persona”: “Me sorprende la riqueza de su vida interior”.
Coloquialmente, se una “descubrir (alguien) la madera” que equivale a descubrir la hilaza/hilacha con el valor de “dejar ver sus intenciones o defectos”: “En un rato, descubrí la madera de ese personaje”.
En una época en que impera el edadismo, esto es, la discriminación por razón de edad, especialmente de las personas mayores, nos aparece oportuno recordar el dicho: “A canas honradas. no hay puertas cerradas”.
“Del mismo modo que aparece más pesca cuando las aguas de un rió se revuelven, en las situaciones confusas o cuando se producen cambios o desaveniencias, hay quienes sacan beneficio aprovechando tales circunstancias”.
Cuando se guarda silencio respecto de algo o si un tema es sugerido por una persona distinta a la que habla se usa “no salir de alguien algo”: “Quédese tranquilo, de mí no saldrá una palabra”.
La locución entrar alguien dentro de sí, o en sí mismo, señala que cualquiera de nosotros puede reflexionar sobre su conducta para corregirla y ordenarla en lo sucesivo: “Voy a entrar en mí misma para decidir qué hago y como procedo”.
A veces hay días seminublados en que el sol se asoma de manera intermitente: lo llamamos “sol con uñas” porque las nubes ligeras no le permiten llegar con toda su fuerza y luz. En cambio, si el sol se deja sentir mucho por ardiente y fuerte, se lo llama “sol de justicia”.
A veces la emoción nos embarga repentinamente: el modo de expresarlo es a través de la locución “saltársele (a alguien) las las lágrimas”: la persona se enternece y se echa a llorar.
Cuando hablamos sinceramente, lo hacemos “con el corazón en la mano”; si lo hacemos con verdad, afecto y seguridad, procedemos “de corazón”.
Trabajar o realizar algunas personas una actividad “codo a codo” significa que lo hacen en forma cooperativa, conjuntamente.
Si bien conocemos el valor denominativo del vocablo “nube”, examinaremos algunos valores connotativos que adquiere en combinación con otros términos.
¿Cuántas veces usamos, al contar nuestras experiencias, los términos “sueño” y “ensueño”. ¿Son sinónimos?
La locución “piedra fundamental” puede usarse literalmente o traslativamente, en sentido figurativo; en efecto, puede designar el “origen y principio de donde dimana algo, o que le sirve como base o fundamento.”
Valor metafórico de la limpieza es el que connota “hacer que un lugar o colectividad queden libres de los elementos que se consideran sobrantes o perjudiciales”.
Hay un verbo en común que, en cada contexto, funciona con valor significativo distinto: se trata del verbo ‘ir’. Analicemos esta polivalencia; en primer lugar, todos sabemos la definición esencial de ‘ir’, como “moverse de un lugar a otro apartado de la persona que habla”.
Analicemos qué significados pueden adoptar como mendocinos estas dos palabras ligadas a la vendimia. Nos vamos a detener en lo que ellos pueden nombrar en nuestra actual realidad, como ciudadana, pero, fundamentalmente, como docente.
Este verano ha registrado récords de alta temperatura y las expresiones para señalarlo se multiplicaron. Sin embargo, surgió la duda sobre cómo es la forma correcta a la hora de hablar de temperaturas elevadas.
Una serie de adjetivos nos dan asimismo la idea de queja: “quejicoso”, “quejilloso” y “quejica”, definidos como “que se queja demasiado y muchas veces sin causa”.
En términos coloquiales “poner marcha atrás” significa desistir de un empeño o reducir su actividad: “De acuerdo con la evolución de los hechos, tuvimos que dar marcha atrás con nuestro plan”.