Opinión
Milei versus Villarruel, una ruptura preocupante
La ruptura entre el presidente y la vicepresidente de la Nación nos impacta y mucho. Por más que Javier Milei las quiera minimizar las repercusiones institucionales son importantes.
La ruptura entre el presidente y la vicepresidente de la Nación nos impacta y mucho. Por más que Javier Milei las quiera minimizar las repercusiones institucionales son importantes.
Las autonomías de las Universidades no las asemeja a las Provincias sino que se refieren a sus caracteres de independencia académica y libertad de cátedra. En cuánto a sus fondos, son autárquicas y por eso deben ser auditadas.
De ahora en más el Presupuesto no fijará gastos que no sean cubiertos por impuestos pre existentes que no aumenten la presión fiscal ni el déficit inflacionario. Esto es un cambio de 180 grados con relación a la mentira que vivimos durante 77 años.
Ni Cristina ni Alberto han desempeñado sus altas funciones con honor, lealtad ni patriotismo. Han deshonrado sus investiduras. Resulta grotesco y absurdo que no obstante la gravedad de los delitos presuntamente cometidos sigan disfrutando de estas asignaciones honoríficas, una contradictio in terminis.
Cuando existe una excelente confrontación bien entendida, obliga al Presidente a ser mejor en beneficio del país o a perder las elecciones y en su caso, el gobierno en caso contrario.
Se podrá vivir en una Argentina mejor, sin corrupción ni inflación, con estabilidad por décadas.
Los kelpers no quisieron estar bajo la soberanía argentina porque perderían la británica muy superior en calidad de vida. La única forma de que los malvinenses nos prefieran es ofreciéndoles más y mejores condiciones de vida que los británicos.
Circula en el ambiente un deseo manifiesto de destituir a Milei. Y simultáneamente un silencio ruidoso de quienes lo sostienen.
Por primera vez contamos con un Presidente y un equipo que tiene a su cargo la dificilísima tarea de “construir una nueva y gloriosa Nación”.
La casta ha puesto en evidencia que no le interesa que Argentina se recupere de esta atroz crisis que ella misma ha creado a lo largo de decenas de años.
Estamos cansados de padecer ineptitud, corrupción, demagogia, populismo, autoritarismo, malversación de caudales públicos, estafadores y mentirosos. Por primera vez desde 1916 estamos ante una esperanza, que es distinta y nueva.
Es indudable que Milei va a requerir la ayuda de los muchos cerebros excepcionales que tiene nuestra Argentina y de los que emigraron y hoy los necesitamos con nosotros.
Milei sin experiencia en estas estafas políticas, habló de lo que sabe y no replicó en muchas oportunidades en que pudo destrozar a su adversario circunstancial. Pero cuenta con un arma que desconocíamos: Victoria Villarruel. Ambos son nuevos, carecen de los horribles defectos de quienes viven del Estado y la Política desde hace cuarenta años.
Siento que hoy somos todos contra todos. Que algunos han perdido el norte y otros, muchos más, siguen creyendo que el kirchnerismo y el peronismo duro son siempre los únicos que pueden y deben gobernar.
El plan económico de Milei es posible, pero el candidato debería observar ciertas reglas de conducta para ser presidente como temperancia y moderación, dejando de lado sus gritos e insultos.
El voto bronca es el de todos los que lo han hecho contra el populismo neomarxista que nos gobierna, y por ende, no es Milei el único que ha recibido este tipo de voto. Estimo contrariamente que el voto a Milei ha sido un “voto racional”.
Aunque no se elijan candidatos definitivos, las PASO tienen además una función de testeo general. Cada espacio político tiene un caudal electoral propio, de modo que sirven como “anticipo” de lo que puede resultar de la elección general.
Hicimos todo mal durante casi un siglo. ¿Merecemos esta decadencia atroz? ¿Somos culpables? La historia nos juzgará y no creo que sea indulgente.
La decisión de la Corte Suprema de Justicia de la Nación de suspender las elecciones de gobernador en las provincias de San Juan y Tucumán hasta tanto se dicte resolución definitiva, es una medida más que razonable.
Para afrontar lo que se viene es preciso saber que la derrota al populismo debe ser aplastante, no por el orgullo de vencerlo, sino por necesidad.
Me propongo demostrar que existe una sola causa de inflación que nos ha destruido y sigue destruyéndonos como país durante las últimas décadas. Y que el populismo no solo no puede resolver este problema sino que tampoco lo quiere.
A Cristina Fernández no le interesa gobernar ni solucionar los graves problemas argentinos. Sólo le preocupan las posibles condenas de sus hijos.
Nunca más la corrupción en la Argentina. Ojalá este veredicto constituya un antes y un después en este drama nacional.