Opinión
Mejor que antes, pero lejos del comienzo de la crisis
La clave para compatibilizar la baja de la inflación con una recuperación económica sostenida radica en la aceleración de reformas estructurales.
La clave para compatibilizar la baja de la inflación con una recuperación económica sostenida radica en la aceleración de reformas estructurales.
La tendencia actual es la acumulación de beneficios en la población sin empleo formal. Este proceso se intensificó en 2024 con la duplicación del monto de la AUH. Además, esta acumulación resulta muy ineficiente desde el punto de vista de la gestión, ya que es inequitativa y distorsiona el funcionamiento del mercado laboral.
La situación fiscal es más desafiante del lado del gasto. Habrá que observar si el gobierno de Milei relaja algunas partidas tales como obra pública o transferencias a provincias para apuntalar la actividad.
Es primordial dar señales claras de apoyo a estas transformaciones y ponderarlas en el debate de políticas públicas.
El gobierno está convencido en demostrar un sendero de desaceleración inflacionaria. Sin embargo, esta interrupción puede jugar en contra e implicar un costo en términos fiscales y de confianza en la consistencia de la desinflación.
Las transferencias de las cajas tienen impactos en las finanzas públicas y, naturalmente, la forma de poder visualizarlo es con el déficit que las cajas transferidas le generan a la ANSES.
Lo deseable es volver a rediseñar el sistema tributario, incluyendo la sustitución de la coparticipación por un fondo de convergencia para aquellas provincias más rezagadas.
Con total claridad, el objetivo es alcanzar el equilibrio fiscal financiero en 2024 complementado por una devaluación y cambios adicionales en el plano cambiario, monetario y financiero.
Eliminar gastos tributarios no es algo que se va a llegar a concretar porque no es viable si no se da en el marco de un ordenamiento integral del sistema tributario.
El Estado podría poner más atención en el buen uso de lo recaudado. Si la correspondencia fiscal se licúa, también se licúan los incentivos a moderar el gasto y administrar bien.
El panorama no es alentador y lo más probable es que el segundo trimestre sea malo en términos de actividad. Se pronostica una mayor recesión, con heterogeneidades a nivel sectorial.
Para salir de la crisis del deterioro del sistema educativo es más importante mejorar la gestión que aumentar el presupuesto destino a Educación.
El 2023 arrancó con un goteo de reservas importante. En febrero, el BCRA tuvo una posición vendedora y acumula ventas por u$s919 millones. ¿Cuáles son las alternativas posibles? ¿Dólar Soja 3.0, waiver o recalibrar las metas por la sequía?
En esta coyuntura que enfrentamos, para una próxima gestión que no tendrá chance inicial de endeudarse, una dolarización sin déficit cero sería matemáticamente imposible.
En Argentina el contexto inflacionario, al igual que la actividad económica, finalizó el 2022 con una tendencia a la desaceleración.
El mundo en 2022 tuvo un único objetivo que fue bajar la inflación como sea y estamos a mitad de camino pero con una desaceleración inflacionaria.
Hace tiempo que en nuestro país coexiste un dólar oficial con un dólar mayorista, un dólar turista, un dólar ahorro, un dólar para operaciones bursátiles (MEP y CCL), y un dólar Blue.
Se presentó el proyecto de Presupuesto 2023 pero su detalle no se explica cómo se bajará la inflación desde el 95% estipulada oficialmente para este 2022 al 60% que se usa en las proyecciones de ingresos y gastos para el año próximo.
En los próximos meses se esperaría un fuerte aumento de la base monetaria. De depositar este dinero adicional automáticamente en plazo fijo, el BCRA podría recuperar la emisión adicional vendiéndole a los bancos Leliqs.
Es válida la autocritica hacia la gestión de los programas sociales, pero tampoco se resuelve pasando la gestión a los funcionarios nacionales. La asistencia social debe ser gestionada por autoridades locales pero con mecanismos más modernos de gestión.
La política monetaria tiene un rezago para poder ver los resultados en términos de inflación y el BCRA está ajustando la emisión. El enfriamiento de la economía por la desaceleración del consumo debería ponerle un techo a los precios y, pasado el nuevo ajuste tarifario de junio, notarse una desaceleración.
La creciente presión impositiva y regulatoria sobre el sector formal destruye empleos y deteriora los salarios. Esto está generando que para algunas personas sea más atractivo subsistir en el asistencialismo combinado con un trabajo informal en algunos casos.
La diferencia con los derechos de exportación es que estos son impuestos distorsivos, que se buscan devolver de alguna manera a los productores y nunca se logra implementar de manera correcta.