A nueve días de que el médico mendocino Alejandro Shneiter falleciera en un buque de la Armada a pocos kilómetros de la Antártida, su cuerpo recién llegó ayer a Ushuaia. La Justicia Federal dispuso que se le realice una necropsia en la morgue federal de Buenos Aires. Mientras, su familia denuncia que sigue sin respuestas oficiales para conocer cómo murió el teniente de fragata.
Schneiter era el único médico clínico a bordo del buque ARA "Suboficial Castillo" y falleció el pasado 25 de enero. La causal de muerte esgrimida a sus familiares por parte de la Armada Argentina fue un “infarto no traumático”, un cuadro clínico inexistente. Con el paso de los días, el hermetismo en torno al caso sigue tan férreo como a las pocas horas en que se produjo el deceso y fue alertada la familia mendocina.
Cuando se constató la muerte, sus restos quedaron en la base Carlini de la Antártida. De allí iban a ser trasladados en helicóptero a la base chilena Presidente Eduardo Frei, según le habían detallado desde la Armada a Arturo Schneiter, padre del marino fallecido.
Un avión Hércules fue el encargado de buscar el cuerpo del médico enrolado en la Marina. El padre de “Pachu”, como lo llamaban sus allegados, llegó a la ciudad sureña hace tres días y se instaló para esperar los restos de su hijo y obtener certezas de qué le ocurrió en alta mar.
Pero nada de eso sucedió. “Es un desastre todo. Ni siquiera me lo dejan ver”, se quejó en diálogo con Los Andes Arturo Schneiter, quien ya no sabe cómo proceder, entre los protocolos militares y los procesos judiciales.
“Este mediodía el juez federal de Ushuaia resolvió inconsultamente mandar el cuerpo a Buenos Aires para practicarle la necropsia porque dice que aquí no tiene los recursos necesarios”, agregó el padre del teniente fallecido, quien es un reconocido abogado mendocino.
Ante la falta de respuestas oficiales, Schneiter ya había designado un perito de parte para que participara en la autopsia y un abogado para que lo representara cuando el regresara a Mendoza. Pero el envío del cadáver a la morgue de la Corte Federal echó por tierra los planes del letrado. Antes de cada expedición antártica los marinos son revisados para descartar cualquier inconveniente clínico.
A pesar de la buena salud general de que gozaba, antes de embarcarse Alejandro Schneiter "padecía una faringitis pultácea”, según pudo averiguar su padre en Tierra del Fuego.
“Me dicen que si hubieran constatado que estaba enfermo no lo hubieran dejado subir al barco. Pero he demostrado que él se hizo ver cuatro días antes y lo medicaron por una infección severa. En el hospital regional de Ushuaia lo medicaron y le dieron reposo absoluto pero lo embarcaron a la fuerza”, disparó Arturo.
“Está muy raro y podrido todo. Me dan vueltas, me mienten en la cara y me ponen excusas. La Armada aduce que ingresó sano o que si tenía algo no lo dijo y en el barco se empezó a desmoronar. Y si fuera así, no lo bajaron en la base Esperanza, cuando evacuaron a otro marino que tenía neumonía. No me saben decir por qué”, agregó el padre del galeno mendocino.
Desde la Armada le indicaron que deben esperar a que el buque “Suboficial Castillo” regrese de la misión antártica el 28 de febrero para conocer en profundidad las novedades escritas por el capitán en la bitácora.
“Eso es otra excusa porque el capitán pasa todos los días las novedades a la base de Ushuaia”, refutó el hombre en conversación telefónica con este diario. Y cerró: “Viajé miles de kilómetros para esperar el cuerpo y ahora nos dicen que tenemos que ir a Buenos Aires, pero ni siquiera nos dicen cuándo lo trasladarán”.