Autopistas se necesitan - Por Leonardo Oliva

Las rutas 7 y 40 son las únicas en la provincia. San Luis tiene 7; Santa Cruz, 6; Neuquén, 4 y Chubut, 3.

Autopistas se necesitan - Por Leonardo Oliva
Autopistas se necesitan - Por Leonardo Oliva

Cada vez que algún mendocino vuelve de viaje por Chile remata la experiencia con un “¡Qué rutas que tienen!”. Y si el turista local ha sido más afortunado y regresa de Europa trae el mismo asombro: “¡Hay autopistas por todos lados!”. Y claro, el contraste con nuestra vetusta red vial es notorio. Porque acá hace 40 años que no se moderniza la infraestructura de rutas, por lo que tenemos los mismos caminos con 10 veces más de vehículos. La consecuencia: embotellamientos, choques a toda hora, tránsito lento, malhumor social y hasta contaminación ambiental con tanto escape escupiendo el humo de aceleradas y frenadas.

El problema -insistimos- no es solo las malas condiciones de las rutas, sino también las escasas vías rápidas que tenemos para hacer más ágil y sustentable la movilidad urbana. Es decir, necesitamos más autopistas como las que se construyeron en todo el país (y en Mendoza) en los años '60 y '70.

Según la OCDE, una autopista es “una carretera especialmente diseñada y construida para el tráfico motorizado”. Como tal, tiene “doble calzada separada para los dos sentidos del tráfico. Esta separación se hace por una banda por la que se puede circular por otros medios”. Además, “no tiene carreteras que la cruzan al mismo nivel, ni vías de trenes, ni de tranvías, pasos peatonales o caminos de cualquier tipo”. Por último, “los carriles de entrada y salida están señalizados para ello”.

Hagamos un ejercicio: ¿qué vías del Gran Mendoza entran en esta definición? La ruta 7 que viene del Este, la 40 que viene del Sur… y paremos de contar. Son las únicas autopistas de una urbe de más de 1 millón de habitantes por la que circulan a diario unos 400 mil automóviles, según estadísticas de la Municipalidad de la Ciudad. ¿Cómo hacemos para que tamaño movimiento de vehículos circule sin generar el caos en el que se transforma nuestro tránsito?

Pero dejemos de compararnos con países desarrollados que hace rato hicieron los deberes en esta materia (incluido Chile). Vamos acá nomás, a las provincias vecinas: San Luis, con un cuarto de habitantes que Mendoza, tiene 7 autopistas, según un índice nacional disponible en Wikipedia. Santa Cruz, allá en el confín austral del país, tiene 6; Neuquén, 4; Chubut, 3… Hasta Misiones, con la mitad de nuestra población, tiene la misma cantidad que nosotros: 2 autopistas.

Hace poco, el diputado nacional Guillermo Carmona (PJ) presentó un proyecto para retomar la vieja idea de construir “anillos de circunvalación” que unan las rutas 7 y 40 sin pasar por la Ciudad. Se trata de un proyecto del que hemos escuchado hablar en los últimos 30 años (al menos) y que ningún gobierno pudo (o no supo) concretar, incluidos los del mismo color político al que representa el mencionado legislador.

La actual administración provincial tiene en marcha la remodelación de la Costanera (que sin embargo no será nunca autopista si atendemos a la definición de la OCDE) y la construcción de la Variante Palmira (que sí lo será). También se proyectó otra autopista, la doble vía a San Juan, pero que viene demorada y sin fondos seguros aún. Todo en el marco de un plan que el gobierno nacional presentó el año pasado como “ambicioso” (construir 2.800 km de autopistas y 25.000 km de rutas) pero que con los recientes nubarrones financieros parece peligrar.

Mientras tanto, los mendocinos debemos seguir debatiéndonos en el tránsito caótico de calles rotas y avenidas angostas que más que conectar nos desconectan de un futuro ideal con autopistas ágiles y periféricas del Nudo Vial.

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