El Tomba se quedó y lo bajaron del sueño de la Libertadores

Godoy Cruz jugaba con uno más y ganaba 2 a 0. Pero Rosario Central se lo dio vuelta: 3 a 2.

El Tomba se quedó y lo bajaron del sueño de la Libertadores
El Tomba se quedó y lo bajaron del sueño de la Libertadores

El Tomba se quedó sin Copa Argentina y Libertadores. Golpe anímico durísimo. ¿Cómo explicar el partido que perdió Godoy Cruz? El Tomba ganaba 2-0, se floreaba y estaba más cerca del tercero que Central de algún atisbo de reacción. Encima, el público rosarino ofrecía cánticos hirientes para sus jugadores y la cabeza de Paolo Montero estaba a disposición.

Pero esto es fútbol y por eso es el deporte más hermoso del mundo y el Canalla le propinó una lección de garra y actitud. Es difícil no explicar la derrota de Godoy Cruz sin hacer nombres propios. Javier Correa pecó de egoísta en un par de jugadas en las que el tercero estaba cantado y a Pol Fernández se le fue la patita y vio la roja cuando Central se había puesto en partido y el Expreso lo debía meter en un freezer.

Todo estaba ahí, el cheque, la clasificación a semifinales y los 90’ más para ir por la hazaña de jugar la cuarta Copa Libertadores. Pero no. Con mucha actitud y dos goles polémicos de Central dieron vuelta la serie.

El primer tiempo del Tomba fue para grabarlo y pasárselo a los chicos que hacen sus primeras armas en este deporte en las escuelitas de fútbol.

Godoy Cruz empezó a ganar el partido en la entrada en calor, donde le sacó varios minutos de intensidad a los rosarinos. Y esa intensidad y concentración tuvo sus frutos antes de los diez segundos de juego, cuando Pol Fernández jugó una pelota larga para el Morro, quien ganó la dividida y se aprestaba a definir ante el Ruso Rodríguez cuando Tobio lo bajó de atrás. La roja era inexorable.

Y Penel acertó un pleno. El tiro libre de Giménez desde inmejorable posición fue devuelto por la barrera, pero la señal estaba clara: todo a pedir de Godoy Cruz.

La enorme presión que tenía Central recayó en el elenco mendocino. Pero con el temple que define a los grandes equipos, el Expreso se hizo dueño de la pelota, se hizo ancho y, como un asesino serial, no dejó acomodar a Central.

Antes de los diez minutos de juego, “Pol” Fernández ganó una pelota perdida contra el lateral (Ferrari se durmió) y el Morro llenó su empeine derecho de pelota para dejar fuera de acción al Ruso Rodríguez.

El golpe fue un mazazo psicológico para Central. Y el mediocampo, lo mejor que tiene este equipo, comenzó a hacer de las suyas.

Angileri por derecha, Pol por izquierda, Giménez suelto y Garro fluctuando en la siempre amenazante diagonal. A Montero no le quedó otra que retrasar a Martínez a la posición de Tobio y hacer ingresar a Romero para armar un 4-3-2.

Casi por respeto a un rival de la jerarquía de Central, Godoy Cruz se paró de contra y esperó el zarpazo. Al Canalla no se le caía una idea y se jugó media hora muy aburrida. Hasta que a los 37’, tras un centro de Parot desde la izquierda, Penel compró el piletazo de Herrera y sancionó penal.

Pero Burián se puso la capa de héroe, voló sobre su derecha y contuve el débil remate del “9”. Resultó un click para el Tomba. Sonó el despertador, se despabiló y jugó diez minutos (de ahí hasta el entretiempo) realmente de ensueño.

Rotación, triangulación, toque preciso y golazo de cabeza de Angileri. Y si no hubiese sido por el Ruso Rodríguez (y su triple tapada del final) el partido se cerraba en el primer tiempo.

El complemento fue inolvidable. Y una vez más, quedó expuesta aquella frase hecha de que el 2-0 es el peor resultado. El Tomba perdió un partido que estaba para golear. En definitiva, se hizo una autocanallada.

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