ATE vive un momento de máxima tensión. Ayer, al filo del mediodía, el secretario gremial de los estatales, Carlos Simón, denunció al congresal ante ATE nacional Fernando González por agresiones.
Según Simón, González le habría dado un golpe en el diafragma al tiempo que le decía “no te metás con mi sector”.
El hecho se inscribe en una supuesta creciente crispación interna que se vive en el sindicato, debido a que Simón lidera un espacio incipiente que competirá en la renovación de autoridades del año que viene.
Del otro lado, el candidato que representa a la continuidad de Raquel Blas sería el actual secretario adjunto Roberto Macho. El denunciado González revista justamente en esta última facción del sindicato de empleados públicos.
Lo que se dice de un lado, del otro se niega. Ayer Raquel Blas indicaba que “no es el momento ni la oportunidad de hablar de sucesión, si las elecciones son en agosto del año que viene”, y dijo desconocer la agresión que denunció Simón.
El origen de la pelea
La situación es extraña. Desde hace unos meses se escuchan rumores de que el clima no es el mejor al interior de ATE; rumores que indicarían que hay, al menos, movimientos para construir un clima de sucesión.
Supuestamente, los roces empezaron con el acercamiento de Blas al Frente de Izquierda (FIT), más precisamente a uno de los socios del frente; el Partido Obrero (PO), fuerza desde la que Blas empezó a construir su carrera política partidaria. Esa carrera fue oficialmente formalizada en mayo pasado.
Este acercamiento de Blas al PO generó algunas críticas desde algunos sectores, ya que se entendía que más allá de las simpatías de cada uno de los militantes sindicales, el gremio no debía verse involucrado en la lucha partidaria, ni ser la plataforma de lanzamiento de Blas. Entre los críticos se encuentra Simón.
Las críticas al acercamiento de Blas al PO también llegaron desde Buenos Aires, de parte de Pablo Micheli de la Confederación de los Trabajadores Argentinos (CTA).
Cabe recordar que Blas armó una lista propia, con la participación de la candidata a diputada nacional del PO Soledad Sosa y esa lista no le arrimó votos mendocinos al referente nacional, como sí lo hizo en la última elección de la CTA.
Pero respecto de las críticas acerca del involucramiento del sindicato de estatales con una fuerza política, la histórica dirigente de ATE esgrime los mismos argumentos y señala que, más allá de la militancia de cada uno de los dirigentes, “ATE debe mantener la autonomía. Tenemos gente de todos los partidos dentro”.
Pero, además, el lanzamiento de Blas a la arena política implica también que se desate la lucha por la sucesión en ATE.
El denunciante Simón es uno de los que quiere jugar sus aspiraciones, el otro sería Macho, quien contaría con el aval de Blas, quien -a su vez- niega que se esté hablando de candidaturas y que hoy las prioridades son estrictamente sindicales en representación de los trabajadores.
Incluso más, desde uno de los sectores en pugna se señala que desde fines de agosto, seis dirigentes fueron dejados sin licencia gremial por la conducción de ATE y, según las versiones, todos responden a Simón.
Blas responde que sólo hubo un caso, de un sindicalista que intentó hacer ingresar a sus hijos a trabajar en el Estado.
En este clima ayer se desató la supuesta agresión y la denuncia. Simón se encontraba solo en la puerta de la sede de ATE de calle Belgrano 1358 de Ciudad. Hablaba por celular.
En ese momento llega González y, siempre según la versión del denunciante, le propina un golpe en el pecho, mientras le dice “no te metás con mi sector”.
González es delegado suplente al congreso nacional de los estatales, nació a la militancia sindical en el COSE.
Según Simón, luego del episodio ingresó a la sede gremial y relata que “todos los que estaban ahí eran del otro sector” y que “siguieron bardeándome”; entonces se fue directamente a poner la denuncia en la Fiscalía N°2, que ubica en la comisaría del Barrio Cano.
