La cifra de víctimas fatales por la explosión en un oleoducto mexicano aumentó a 79, según las autoridades. Además 81 personas siguen hospitalizadas, dijo el secretario de salud Jorge Alcocer. Algunas víctimas están graves con quemaduras en más del 80% del cuerpo, o con los órganos afectados.
Casi 48 horas después del suceso, las autoridades del país siguen sin conocer las causas de la explosión. "No vamos a generar hipótesis que después no podamos ratificar. En este sentido, vamos a ser muy cuidadosos", dijo ayer el fiscal general, Alejandro Gertz.
En su primera conferencia de prensa, el sábado por la noche, Gertz había explicado que una de las hipótesis que se barajan es que la deflagración iniciara por la ropa con "contenido sintético" que llevaban los lugareños en la zona, la cual puede generar "reacciones eléctricas".
El suceso ocurrió en la localidad de Tlahuelilpan, en el estado de Hidalgo, a unos 100 kilómetros al norte de la Ciudad de México.
Una bola de fuego envolvió a los lugareños que recogían la gasolina que escapaba del ducto en baldes, tarros de basura y cuanto recipiente tenían a la mano. Diversos videos muestran el incendio que alcanza gran altura en la noche, mientras gente gritaba y huía corriendo de la explosión, algunas envueltas en llamas y agitando los brazos.
Los expertos forenses continuaban separando y contando los cadáveres carbonizados que estaban encimados mientras los parientes y amigos de las víctimas se reunían en el lugar.
El robo endémico
La tragedia ocurrió apenas tres semanas después de que el presidente Andrés Manuel López Obrador lanzara una ofensiva contra grupos delictivos que roban combustible y que han efectuado peligrosas perforaciones en ductos de combustible para instalar tomas clandestinas.
En los primeros 10 meses de 2018, se contaron 12.581 tomas clandestinas, un promedio de 42 por día. Debido al combate al robo de combustible, una amplia escasez afecta a las gasolineras en todo el país en momentos en que Pemex reorganiza la distribución.
“Vamos a erradicar eso que no sólo daña materialmente, no sólo es lo que pierda la nación por ese comercio ilegal, por este mercado negro de combustibles, sino el riesgo, el peligro, la pérdida de vidas humanas”, afirmó el presidente mejicano.
También dijo que la Fiscalía General de la Nación investigará si la explosión fue intencional –si la causó un individuo o algún grupo– o si la bola de fuego se debió al riesgo inherente de la extracción clandestina de combustible.
López Obrador enfrenta una práctica generalizada en su país, con ladrones profesionales y gente común.