El presidente de Carnes Matarifes y Abastecedores de Mendoza, José Rizzo, confirmó que se hizo efectivo el aumento de entre el 30% y el 35% en el kilo de pollo que se había anunciado para marzo. De esta forma, un kilogramo pre-enfriado o congelado puede costar entre $80 y $100 según el comercio, y un 20% más si se trata de un animal de granja, o fresco.
“El consumo de pollo ha venido aumentando interanualmente, pero con estos valores habrá que reevaluar la situación, las familias van a revisar si les sigue conviniendo el pollo o tirarse a la carne. Una picada común está entre $120 y $110, al igual que el kilo de osobuco que es un corte con hueso”, señaló.
En febrero se registró un incremento del 25% en la carne vacuna, que llevó a que un kilo de asado estuviera entre los $250 y los $280 -con ofertas puntuales de cortes con hueso como la marotilla a $160 o $180-, y el kilo de blanda para milanesa a valores similares, mientras que la tapa de nalga o la tapa de asado puede estar a los $200.
Rizzo consideró que si se toma en cuenta los ingresos de Liniers, “hubo mucha hacienda”, lo que hace que en cortes de menor calidad los precios tiendan a la baja, y la calidad más alta, se mantenga. “No hay indicios de que la carne (vacuna) vuelva a aumentar, porque está ingresando mucha carne al mercado, el consumo está deprimido, y los negocios están apostando a las ofertas para atraer a los clientes”, indicó el empresario.
En cuanto a la exportación, de acuerdo con Rizzo, se apunta al mercado chino o ruso, que opta por cortes magros y firmes, que no coinciden con las preferencias de los argentinos (cortes tiernos), por lo que no se generan aumentos de precio por salida de stock.
“En cuanto a la calidad, la gente sigue prefiriendo cortes frescos y tiernos, y opta por negocios con buena atención e higiene. Realmente los comerciantes van a tener que ajustar las variables para poder atender a los clientes y ofrecerles la mejor calidad”, cerró.