La matriz agrícola de Mendoza sigue en problemas, es que con precios deprimidos en la mayoría de los cultivos tradicionales de la provincia y costos en alza los productores están cerrando otra temporada para el olvido.
Datos de la Fundación Ideal indican que los costos de una producción de durazno para industria aumentaron 32%, ciruela para industria 33%, durazno en fresco 32%, ciruela en fresco 33% y pera en fresco 34%.
Para la consultora, respecto a la variación de costos por rubros, los ítems con mayor aumento anual (en pesos) fueron: agroquímicos (42%) y determinadas categorías de trabajadores agrarios que actualizaron salarios a una tasa del 35% anual en los Convenios Colectivos de Trabajo (CCT).
Sin embargo, los promedios de actualizaciones salariales analizados en 10 CCT relevantes para la actividad agraria local están por debajo de ese valor (32% para trabajadores permanentes, y 26% para transitorios).
El economista Rodrigo González sostuvo que “tenemos aumento de costos en dólares. En enero de 2014 con la devaluación se le dio una ventaja competitiva muy temporal al exportador porque ya en noviembre se habían licuado todos los beneficios debido a la inflación, y como política anti inflacionaria el gobierno decidió anclar el tipo de cambio y ha terminado por asfixiar a las economías regionales”.
En tanto, un informe mensual de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas -Acovi- muestra que para una finca de 15 hectáreas con un rendimiento promedio de 200 quintales por hectárea con uvas básica con destino a blanco escurrido, el año pasado se necesitaron $ 52.350, mientras que según calcula la entidad, los ingresos anuales fueron de $ 23.918, lo que representa una pérdida de $ 28.432.
Para Acovi “los costos laborales, representan un alto porcentaje del costo total, tanto si se tiene en cuenta la amortización en su cálculo cómo si no. El costo salarial representa cerca del 41% de los costos totales en el caso del vino blanco escurrido, y los aportes representan un 9% más del costo total, siendo los costos laborales cercanos al 50% del costo total”.
Desde Acovi, Carlos Iannizzotto dijo que “en este último mes el aumento de costos no ha sido tan fuerte comparado con años anteriores, porque, la verdad, es que toda la industria está pasando un mal momento por lo que la espiral inflacionaria no ha seguido aumentando. No obstante, nos preocupa la situación actual del productor de cara a la cosecha”.
Durazno y ciruela, complicados
Tanto la situación del durazno como la de la ciruela este año en la provincia han presentado panoramas muy complejos. Precios planchados y aumentos en los costos han tendido a generar grandes inconvenientes para los productores, muchos de los cuales ya han puesto en marcha problemas de erradicación de montes frutales.
“Si consideramos que la economía de nuestra provincia es de base agroindustrial, cualquier movimiento en los costos, sean de la producción primaria o industrial, afectan en forma directa los precios finales.
Como consecuencia, al mantenerse la paridad cambiaria con escasa oscilación contra un elevado índice inflacionario, significa un perjuicio comparativo en dólares, que en definitiva es un agregado más a la pérdida de competitividad que venimos enfrentando en los últimos tiempos”, dijo Mario Bustos Carra, gerente de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo.
Por su parte, Carlos Quinteros de la Asociación de Productores de durazno de Mendoza, aseguró que con la suba de costos y el precio que se pagó finalmente por el durazno, que rondó los $ 2,50, los números no cerraron.
En enero se daba cuenta de una cosecha sensiblemente menor a la pronosticada por el IDR y desde la Asociación aseguraban que no se podía percibir menos de $ 4,60 por kilo de durazno de primera. No obstante, ese pedido no tuvo lugar entre los industriales, que recibieron la producción sin otorgar precio alguno y ahora están comenzando a liquidar en $ 2,50 el kilo.
“En diciembre de 2013 teníamos de costo por hectárea 45 mil pesos mientas que en diciembre de 2014 ese costo se ubicó en los 60 mil pesos; por lo tanto, con los rendimientos del Este, el productor de esa zona en muchos casos perdió dinero, mientras que en Valle de Uco se logró algo de rentabilidad, pero ha sido menor a lo esperado”, indicó Quinteros.
Para el representante de los productores de durazno entre 2010 y 2014 ha disminuido la superficie 10% “o quizás mucho más”, por la baja rentabilidad del cultivo.
La ciruela tuvo un escenario muy similar al del durazno, en donde además de bajos precios la sobreproducción ocasionó que parte de la producción se terminara perdiendo. Este año se pagó entre $ 2,00 y $ 2,50 el kilo de ciruela, valores que escasamente le servirán al productor para cubrir la cosecha, acarreo y algunos costos operativos de la finca, como consecuencia de los aumentos.
Para Bustos Carra, las subas abarcan todos los segmentos; “todos los rubros han experimentado incrementos en los últimos años, pero se destacan aquellos insumos no fabricados en el país, que a la dificultad de obtenerlos se agrega suba de valores; costos laborales en todas las fases, tanto en las tareas culturales como en los procesos de industrialización, y no hay que perder de vista que la inflación modifica en forma constante importes y previsiones financieras, agravando su de por sí dañina tendencia pues genera expectativas negativas”.
Más cultivos con problemas
Si bien fueron populares en otra década, entre 1992 y 2010 se perdieron en promedio mil hectáreas de membrillo en la provincia. Hoy solo representa el 2% de la superficie total con frutales de Mendoza con 1.397 hectáreas, en donde General Alvear y San Rafael concentran el 66% de la superficie implantada, según datos del IDR. Este cultivo también tiene serios inconvenientes de supervivencia.
“Los costos siguen aumentando y ya sabemos en la zona de la erradicación de montes frutales de damasco y manzana que quedaban en en el departamento”, estimó Claudio Manrique, de la específica de Agricultura de la Cámara de Comercio de San Rafael.
Y agregó: “Este año el membrillo lo estamos entregando a fábrica sin precio. Mientras que para levantar la cosecha estamos pagando $ 4,50 la jaula. El problema es que estamos a esta altura de la cosecha y no tenemos precio de referencia para la producción, y eso es muy malo ya que tenemos que entregar la producción a las empresas y no sabemos qué esperar”.
Con este panorama las perspectivas para 2015 son prácticamente nulas.
“En realidad se hace muy dificultoso trabajar bajo estas condiciones. Al panorama descripto se agrega el tema impositivo con muchos tributos altamente distorsivos y que agregan presión a los sectores productivos; la falta de estímulos a la producción; una paridad cambiaria manifiestamente atrasada en relación a la inflación comparada con el tipo de cambio real y el pago de las retenciones a la exportación, son factores retardatarios de la evolución de nuestro comercio exterior y actúan como un factor altamente negativo en la producción”, aseguró Bustos Carra.
Más de 330 hectáreas de montes frutales están listas para ser erradicadas
Con un escenario de altos costos, bajos rendimientos y nula rentabilidad, el proceso de erradicación de montes frutales en la provincia se agudiza.
Datos del Iscamen indican que en el marco de la convocatoria que realiza la entidad a la inscripción de productores interesados en erradicar plantas frutales en estado de abandono o semi abandono en forma gratuita, el año pasado, cuando se efectivizó el llamado, más de 300 mil plantas quedaron listas para ser erradicadas en montes frutales, acción que se llevará a cabo durante esta temporada.
Así están listas para ser erradicadas en el Norte de la provincia 35 mil plantas, en el Este 69 mil plantas, en el Centro de la provincia 111 mil y en el Sur 116 mil. Esto genera un total de 331 mil plantas.
Si tenemos en cuenta que dependiendo de las densidades en promedio una plantación para frutales de carozo tendría entre 650 o 700 plantas por hectárea y en frutales de pepita (pera, manzana) podrían rondar las 1.000 plantas por hectárea, más de 330 hectáreas están listas para ser erradicadas durante el transcurso del año.