“¡Fuera los árabes!” es el eslogan que entonaban el sábado un centenar de manifestantes en Córcega, revelador de una hostilidad contra los musulmanes cada vez más presente en Francia, tras los sangrientos atentados yihadista de enero y noviembre.
Para vengar una agresión contra bomberos y policías, cientos de manifestantes desfilaron el viernes y el sábado por los barrios populares de Ajaccio, en el sudoeste de Córcega, tras el saqueo a una sala de oraciones musulmana y el ataque a un restaurante Kebab.
“Hay que acabar con estos comportamientos, que alteran la imagen de Córcega”, declaró ayer el prefecto de la isla, quien prohibió las manifestaciones hasta el 4 de enero denunciando “comentarios ofensivos e inaceptables que incitan al odio y a la xenofobia”.
Según el Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM), una instancia representativa de los 5 a 6 millones de musulmanes de Francia, el número de actos islamófobos alcanzó su “cima” en 2015.
En los 12 días que siguieron a los atentados contra Charlie Hebdo, la policía y la Gendarmería registraron 128 actos antimusulmanes, una cifra casi equivalente al total anotado en todo el año 2014, según el Observatorio contra la Islamofobia en el CFCM.
A un ritmo menor, los saqueos y las pintadas hostiles contra la primera comunidad musulmana de Europa han continuado todo el año, marcado por la decapitación de un jefe de empresa por su empleado musulmán en junio y la muerte de 130 personas bajo las balas de comandos yihadistas el 13 de noviembre en pleno centro de París.
Estos trágicos acontecimientos parecen haber roto los muros y liberado la palabra racista, que invade las redes sociales. Un “ciber odio”, se lamenta el Observatorio del CFCM que “pide a los ciudadanos no hacer amalgama entre la gran mayoría de musulmanes franceses, que viven en paz, y una ínfima minoría que predica la violencia e incluso la muerte en nombre de nuestra religión”
Otro de los síntomas es el empuje en las urnas del partido de extrema derecha Frente Nacional (FN), siempre dispuesto a condenar la presión migratoria o la presencia demasiado visible, según él, de los musulmanes.
“Entre nuestra casa no se vive en chilaba”, espetó a principios de diciembre Marion Maréchal-Le Pen, sobrina de la presidenta del movimiento y candidata en la región sur de Francia.
“No somos un territorio de Islam, y si los franceses pueden ser de confesión musulmana, es solamente bajo la condición de plegarse a las costumbres y al modo de vida que la influencia griega, romana, y dieciséis siglos de cristiandad han moldeado”, sentenció esta joven figura de proa del FN, partido que consiguió cerca del 30% de los votos durante las elecciones regionales en diciembre.
"Té de la fraternidad"
Frente a estas tensiones, el presidente François Hollande hizo un llamamiento esta semana por la “solidaridad” y la “fraternidad”.
“Hace falta optimismo, incluido cuando nos vemos afectados por dramas, porque lo que quieren los que nos agreden es dividirnos, separarnos”, declaró el jefe del Estado. En paralelo, el gobierno multiplica los gestos de firmeza con el cierre de tres mezquitas por radicalización o incluso con su proyecto de privación de nacionalidad por terrorismo a los binacionales nacidos en Francia.
El CFCM denunció por su parte la aplicación de una “certificación” de los imanes esperando que esto permita, aun si no es obligatorio, promover un “Islam abierto” frente a la radicalización yihadista.
Piden más control en frontera alemana
El principal funcionario de seguridad de Baviera hizo un llamado a reforzar los controles en la frontera entre Alemania y Austria y dijo que a su estado le gustaría participar.
Alemania introdujo controles fronterizos 13 de setiembre ante la gran afluencia de refugiados y otros migrantes. Las fronteras son responsabilidad del gobierno federal y la policía federal lleva a cabo los controles.
El gobierno conservador en Baviera, que se localiza en la frontera con Austria y es el territorio alemán a donde llega primero la mayoría de inmigrantes, ha sido particularmente explícito al pedir que se reduzca el arribo de extranjeros.
El ministro estatal del Interior Joachim Herrmann dijo en la edición del domingo del diario Welt am Sonntag que hay algunos cruces fronterizos donde la policía federal no se da abasto por la falta de personal y señaló que "nos gustaría a nosotros mismos actuar y controlar las fronteras".
Sin embargo, Herrmann dijo que el gobierno federal rechazó la idea. Agencia AP