Una mutación productiva está sucediendo hacia el interior de la provincia. Los paños de tierra que hace unos años eran ocupados por la cereza, ciruela, durazno, está siendo remplazada por pasturas aptas para alimentar el rodeo provincial.
“Vemos que los rodeos de engorde se están incrementado en Mendoza, por lo que debería haber aumentado la faena. Hay una mutación en la agricultura bajo riego frutícola y vitivinícola que está virando hacia la producción forrajera para engorde de ganado”, explicó Carlos Achetoni, de la Federación Agraria de Cuyo. Las pasturas son más visibles en General Alvear, parte de San Rafael, Santa Rosa, La Paz y Lavalle donde la ganadería de zonas áridas está siendo combinada con pasturas bajo riego y cereales lo cual, según Achetoni, permite que los animales puedan salir terminados desde la misma provincia.
Para hacer una distinción Achetoni afirma que la superficie ganadera en zona árida es la misma, pero analiza un incremento de las franjas de tierra bajo riego dedicada a generar pastura y cereales.
Para el directivo de la Federación Agraria de Mendoza, la clave que explica la mutación de los cultivos tiene una sola explicación: ventajas comerciales para el productor.
“Los cultivos frutícolas y también vitícolas son muy demandantes de las labores culturales. Es necesario invertir además en pesticidas y fungicidas, sin contar que son muy demandantes de mano de obra en todo el proceso productivo. En el caso de las pasturas con cereales no tienen esa demanda de labores culturales y el precio de la producción final es mucho más conveniente para el productor”, reflexionó Achetoni.
Desde su análisis, por una parte es alentador que los productores apuesten por seguir en el campo. Sin embargo, esa actividad, al generar menos mano de obra, va a producir una demanda insatisfecha y por lo tanto puede contribuir a incrementar el desempleo en el campo mendocino. “Para manejar una pastura o cereal se necesita muy poco personal ya que la cosecha se hace mecanizada. Y, en facturación, queda una ganancia para el productor. En tanto en los cultivos frutícolas el productor recibe una paga muy baja que a veces no alcanza a cubrir sus costos fijos, y el consumidor paga un alto precio. Este hecho se produce casi todos los años y lleva a la distorsión comercial de la cadena productiva", apuntó Achetoni.
Más allá de esta mutación en las tierras productivas que se está generando en ciertos departamentos, Achetoni afirmó que el rodeo propio sólo abastece el 30% del consumo mendocino. “Aún estamos lejos de abastecernos directamente, pero estamos en el camino y si continúan las políticas alentando la actividad a nivel provincial, se puede lograr ir aumentando ese porcentaje cada año”, afirmó Achetoni.
Los números de la carne
Si el rodeo local está en aumento otro tanto sucede con la carne faenada que ingresa de otras provincias a Mendoza.
Con datos en mano Néstor Guizzardi, Director de la Dirección de Ganadería de Mendoza, afirmó que la faena de enero a agosto fue de 21.279.434 kilos, lo que traducido en animales en pie da un total de 189.179 y es probable que este año superen los 200 mil. En un comparativo con la situación cárnica durante 2016, por todo el año ingresaron 149.921 en tanto todos los kilos ingresados en 2016 fueron 21.768.150. En otras palabras en 8 meses por cantidad de kilos faenados, ya se iguala a todo lo ingresado el año pasado.
El mayor ingreso de carne faenada a la provincia y por ende un mayor consumo, tiene una sola lectura para Guizzardi: el incremento del Producto Bruto Interno y el mejor poder adquisitivo de la población.
“La perspectiva es que el valor de la carne no va a bajar. En realidad, va a subir por la apertura a los mercado externos, pero el dato positivo es que el país ha tenido un crecimiento por el producto bruto interno. Nosotros no vamos a tener un stock de madres en los próximos dos años. Calculamos que unos 14 millones de terneros en el país van a abastecer al mercado interno. Son datos aproximados porque siempre hay que calibrar el impacto climatológico a través de las lluvias en la Pampa Húmeda”, explicó Guizzardi.
Con la bonanza para la carne vacuna, sigue ocupando cómodamente el primer lugar en el consumo anual de un mendocino.
“Cada persona consume unos 120 kilos de carne por año, de los cuales 62 kilos corresponden a la carne vacuna, 48 kilos es para el pollo y el resto se lo lleva el cerdo, una carne que sigue creciendo mucho”, subrayó Guizzardi.
En los frigoríficos
El incremento de la faena también fue señalado y corroborado por los privados. Así Andrés Martorell, de Carnes de Mi Campo afirmó que en lo que va del año si bien hay meses con alguna baja, en promedio la faena ha subido un 10% más que el año pasado.
Esta misma situación, esto es de incremento en la faena, también fue notada y señalada por los empresarios José Micheli, de José Micheli e Hijos, y Julio Melchor, de Frigorífico San Javier y vice presidente de la Cámara de Industria de la Carne y Matarifes de Mendoza.
Más allá de las coincidencias, sobre el incremento de carne faenada en la provincia, su ingreso proveniente de provincias vecinas despierta voces encontradas entre los empresarios.
“El gobierno debería fijar un 4% en ingresos brutos para esa carne que llega de otras provincias porque quita trabajo a los frigoríficos locales. Nosotros, como empresas, podríamos incrementar más la faena en Mendoza y con ello se podría aumentar la cantidad de gente empleada. Calculamos que podríamos dar trabajo a mucha gente e incrementar 70% más que la tasa de empleo que tiene el sector en la actualidad en la provincia”, señaló Melchor. Según el dirigente empresarial el gobierno provincial nuevo desconoce la problemática y el deterioro en el empleo del sector.
“Si en un establecimiento hay hay 100 empleados, con la faena aumentaría a 200 trabajadores, lo cual redundaría en beneficio local”, remarcó Melchor.
En la vereda opuesta, Micheli afirmó que nuevos costos, en este caso vía impuestos y canon por inspección, harían inviable comercialmente el ingreso de carne faenada de otras provincias lo que ocasionaría que Mendoza quede desabastecida.
“No olvidemos que la crisis del campo que se extendió por unos días, hizo que la provincia quedara en el límite y no había carne. Hay que ser realistas: con el incremento de impuestos o del canon de inspección, los frigoríficos locales no podrían cubrir el consumo de la provincia. Es simple: Mendoza no produce suficientes novillos para abastecer el consumo”, detalló Micheli.
En opinión del empresario, un incremento de ingresos brutos o del canon por inspección produciría una sangría en lo comercial y peligrosamente haría encarecer la carne vacuna con el consecuente éxodo de consumidores hacia otras carnes.
"Un camión que llega a la provincia tiene 24 mil kilos de carne, demanda unos $ 20 mil en flete; a su vez se debe pagar $ 17 mil por canon de inspección cada vez que traspasa el Arco del Desaguadero y las otras tres entradas que posee la provincia. Por ingresar esa carne además hay que pagar el 3% de ingresos brutos, en tanto los matarifes mendocinos sólo pagan 1% de ingresos brutos", expresó Micheli.
Con enojo evidente por parte del empresario, el pedido de gravar a 4% ingresos brutos a la carne faenada de otras provincias propuesta desde la Cámara de Matarifes, no tiene sustento productivo.
“Ninguno de los matarifes tienen la capacidad de faenar 700 animales por día que sí posee Buenos Aires, donde exportan y tienen capacidad para abastecer el mercado interno. Lo que pasa es que los matarifes de la provincia no quieren competencia así ellos pueden fijar el precio que ellos quieren. Si no quieren ese ingreso aumentando impuestos que aumenten ellos la producción con más novillos y verdaderos frigoríficos con normas de calidad que exige el mercado”, apuntó Micheli.
Para colocar paños fríos, desde la Federación Agraria de Cuyo, Achetoni afirmó que la provincia va en camino a ser productora de carne con rodeos propios pero que esa realidad va a tener que esperar varias temporadas.
“Una vez que se logre la escala productiva y los rodeos estén establecidos en forma mayoritaria, vendrá en segunda instancia la mayor infraestructura, esto es los matarifes. No se puede discutir sobre infraestructura cuando todavía en Mendoza no tenemos la escala productiva que la acompañe”, concluyó Achetoni.