Augusta Peterle es una reconocida diseñadora industrial mendocina, que desde hace años supo hacer de la joyería de autor, un sello protagonista que logró marcar diferencia. A través de diversos materiales como el bronce, la plata, el oro, y hasta los acrílicos, la talentosa creativa y docente se destacó en la provincia con una mirada más vanguardista y contemporánea, lanzándose a las aguas de la creatividad sin límites.
Sumó a su fila profesional también el diseño de indumentaria, además de ser elegida para participar de las más diversas pasarelas de Fashions Weeks, exponer en ArteBa y hasta en la trastienda del Malba (entre otros muchos lugares).
Sus piezas, más que joyas se emparentan con verdaderas obras de arte que hablan por sí solas. Hace dos años decidió tomar sus maletas y viajar a Buenos Aires para instalarse durante un tiempo por aquellos lares: “necesité un respiro, más que nada lo hice por la parte profesional. Sentía que era tiempo de volver a estudiar y capacitarme en técnicas que desconocía", cuenta desde la city porteña "A mediados de este año vuelvo a Mendoza a seguir dando clases, y a compartir todo lo aprendido", detalla feliz.
Una joyita mendocina
"Cuando obtuve el título de diseñadora industrial, siempre fui muy consciente de que me gustaba todo lo que tenía que ver con la joyería. Así que cuando me recibí me fui a estudiar a Colombia joyería clásica durante un año y medio. De ahí una vez que volví a la Provincia en el 2004, empecé a trabajar con el acrílico como material. Me gustaba mucho el color y deseaba ver de qué manera trabarlo".
- ¿Por qué el acrílico?
- Me gustaba primero que nada por el color, y en segundo lugar por la calidad que tiene este material que es caro, pero que posee una hermosa transparencia, y que no se raya fácilmente. Además, las tonalidades son realmente fantásticas. Desde allí comencé a trabajar con un poco de tecnología, ya que todo lo hago en un corte láser, y lo trabajo desde la computadora con programas especiales. Luego mando a el producto a cortar en láser. También lo hice con cueros.
En el camino empecé a realizar indumentaria porque recuerdo que tenía un casamiento y no tenía qué ponerme. Entonces corté una tela, le puse unos de los colores del cuero, y quedó un vestido muy bueno. De hecho cuando la gente del INTI fue a Mendoza y lo vio, me insistió para que me animara a emprender una colección. Allí comencé a innovar en indumentaria, pero trabajándola toda desde el plano del volumen, no usando moldería. Ahora por ejemplo, es todo lo contrario...
- ¿Por qué te decidiste por la moldería?
- Porque desde el diseño de productos, uno tiene el volumen como una herramienta muy estable, no es difícil trabajar el volumen de algo, pero quieras o no en el textil (que depende de la tela y demás) es más complicado. Si uno quiere tercerizar algo tiene que saber hacerlo, de lo contrario no puede decir si algo está, o no, bien hecho. Esta fue una de las razones por las que me vine a vivir un tiempo a Buenos Aires.
- En Mendoza tus collares son icónicos, ¿cuál pensás que fue el impacto de tu propuesta?
- Creo que por aquella época (2004) era distinto...Hoy la gente ve de diferente manera lo contemporáneo. Hoy las personas entienden el concepto de lo contemporáneo mucho más, y están puestas sobre el tapete todas las ramas del mismo.
En aquel momento mi propuesta era más chocante...Los materiales, las formas, las dimensiones que trabajaba, porque laburaba con tamaños muy grandes. Siempre digo que no hago colecciones enteras. No ideo el arito con el collar y el anillo...no lo hago todo junto. Me gusta más el collar en sí mismo y lo que tiene para decir o evocar. Además, quería hacer joyas que vistieran.
- ¿Qué pasa actualmente con la joyería clásica?
- Es divina, pero hay mucha gente que por ahí dice "es como de viejo". Hoy en día con la joyería contemporánea se llega a un público más joven. Si se trabaja sobre lo contemporáneo se puede lograr llegar a más diversidad de edades.
- ¿Cómo seguiste descubriendo nuevas aristas en tu camino?
- Lo que hice fue empezar a darle mucha más importancia a la parte conceptual de mis laburos. Entonces era como que la materialización era el resultado de una cuestión de concepto. Por eso mismo yo estoy acá en Buenos Aires aprendiendo técnicas antiguas, nuevas, mezclando muchas de ellas, y experimentando más aspectos nuevos.
- Además de los famosos collares y la indumentaria, también realizaste unos peinetones muy especiales y reconocidos...
- Los hice hace varios años. Aquello fue una resignificación del pasado (del 1800) y del presente a través de esos elementos. Ahora a esos peinetones (que eran enormes) los he achicado mucho más, porque hay muchas mujeres que desean lucirlos, y no es útil ese tamaño inmenso para la vida diaria. Como todo, hay que saber bajar un producto a la calle...
- ¿Qué le falta a Mendoza en cuanto a escena de diseño?
- Acá en Buenos Aires hay una movida re linda en cuanto a compartir conocimientos. Eso le falta un poco a Mendoza y eso es lo que pretendo llevar ahora cuando vaya y me instale nuevamente a mediados de año. Estoy con muchos talleres, haciendo works-shops y mucho más. La idea es llegar y brindar un espacio para compartir conocimientos.
- ¿Estás trabajando en algo especial ahora?
- Sí, vengo diseñando algo muy raro respecto a lo que hacía antes. Yo en otros años trabajaba muy sobre el momento: creaba y hacía. Ahora llevo dos años armando una colección nueva. Tiene mucho concepto y profundidad. Me ha llevado dos años recolectar el material que voy a usar, ver la tipología que voy a llevar a cabo, la forma de presentarlo...Hay mucho de indumentaria en la parte de los moldes.
- ¿Cuál fueron los puntos de inspiración?
- Estoy trabajando mucho sobre la identidad y la representación de la misma, del pasado y el presente, de quiénes somos nosotros, del país. A través de todo eso vienen los materiales de esta nueva colección, y elementos a diseñar. Considero que el arte y el diseño hoy, no tienen barreras. Muchas de las piezas que hago tienen un diseño que lindan con la obra de arte. Hoy en día se está dando mucho también eso. Son piezas con una carga cultórica muy fuerte que no sé si son para llevarlas puestas todo el día, porque se trata más que nada de obras.
- ¿Cómo es el proceso de trabajo?
.Lo hago desde dos líneas: en una lo llevo a cabo desde el concepto. Por ejemplo si quiero hablar sobre la identidad, me pongo a pensar cuál sería el elemento que voy a utilizar, qué es lo que quiero representar, y de ahí lo busco. Muchas otras veces los materiales vienen a mí, y cuando lo hacen veo qué hacer con ellos. Además me gusta mucho jugar con la ironía en las obras. Por ejemplo hay un collar en el que ves todo un encaje delicado de algodón, pero si lo observás bien tiene bordadas cucarachas en bronce. Contrastes.
- ¿Qué esperás poder proyectar en tu vuelta por Mendoza?
Considero que está muy bueno poder compartir y enseñar técnicas nuevas, que aunque no se usen ayudan a abrir la cabeza para otros aspectos. En el norte de Tucumán, y en Misiones laburan mucho más desde la identidad propia de las provincias. Nosotros no tenemos que quedarnos dormidos porque tenemos mucho que decir y transmitir. Al artesano le falta la parte creativa del diseñador, y a éste, la artesanal.