El gobierno turco acusó a los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) de haber perpetrado el atentado con coche bomba que mató a por lo menos 37 civiles el domingo en Ankara.
Pese a que no ha sido reivindicado, el primer ministro turco Ahmet Davutoglu aseguró ayer que los investigadores cuentan con “elementos serios, casi seguros” que implican “a la organización terrorista separatista” en el atentado suicida.
Además, once personas vinculadas directamente con el atentado han sido arrestadas, añadió Davutoglu.
Según medios de comunicación, entre 4 y 6 de ellas fueron arrestadas en la ciudad de Sanliurfa, donde fue comprado el vehículo que estalló el domingo por la noche en la plaza Kizilay.
El ataque dejó 37 muertos y más de 120 heridos.
Una mujer cuyo cuerpo fue hallado en el lugar de la explosión fue formalmente identificada como una “kamikaze”, indicó el portavoz del gobierno, Numan Kurtulmus. La prensa turca la presentó como Seher Cagla Demir, de 24 años, cercana al PKK.
Un segundo cuerpo estaba siendo identificado el lunes por la noche. Podría tratarse del cómplice de la autora del ataque, según Kurtulmus.
Desde las primeras horas que siguieron el ataque, el gobierno turco privilegió la pista kurda. La aviación turca bombardeó por la mañana, en represalia, campamentos del PKK en el norte de Irak, según anunció el Estado mayor.
El atentado del domingo recuerda el del 17 de febrero en el mismo barrio de Ankara que dejó 29 muertos.
El atentado de febrero había sido reivindicado por los Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK), un grupo disidente de los rebeldes del PKK, que amenazó con nuevos ataques contra intereses turísticos.