Atlético Argentino venció ayer a Sportivo Balloffet y encadenó así su tercera victoria consecutiva que lo afirma en zona de clasificación de la zona 11. Y esto no es menor sabiendo de la humildad y el silencio con el que se construyó ladrillo a ladrillo esta fortaleza; un equipo compacto, sin fisuras. Sebastián Cloquell le sacó lustre a lo que tenía a mano y con muy poquito que llegó desde afuera le dio vida a esta realidad de la Academia, que hoy la tabla la muestra bien en lo alto, aferrada a los puestos de clasificación.
Ante Balloffet tenía que rendir un examen que no era menor. Si bien enfrentaba al colero, lo hacía casi desmantelado. Las cuatro bajas iban a hacer mella en el cimiento del equipo (se quedaron afuera por distintos motivos Misael Torres, Nicolás Saba, Federico y Jairo Pérez). Panello iba al para él inusual lateral izquierdo (aunque ya últimamente no tanto), Guzmán haciendo sus primeros pasos al lado de Parra y Dihué Campos se presentaba como punta. Villarroel, que llegó desde Municipal, era la apuesta fuerte del entrenador y el juvenil le iba a responder con creces (se terminaría convirtiendo en la figura del encuentro).
El equipo perdía en juego, no generaba situaciones de gol, le costaba romper por afuera y no se encontraba por adentro. La producción era pobre pero sabido es que el plantel no es largo y que cada lesión es una puñalada al corazón del once titular de Cloquell. Había que mostrar actitud, duplicar el esfuerzo para sacar adelante el compromiso. Y así lo llevó a cabo. Lucero cambió por gol el penal que él mismo fabricó y se acabó la historia en San José.
Resultado positivo y bajas importantes avalan la baja producción. La entrega este equipo no la negocia nunca aunque ayer aún tuvo que multiplicarla porque estuvo cerca de quedarse con las manos vacías. La Academia sabe que no le sobra ni para los chupetines y sorteó otro obstáculo en su camino. Va naciendo un candidato.