Al menos 95 personas murieron ayer en Ankara en un doble ataque suicida, el peor atentado en la historia turca, perpetrado contra una manifestación pacifista de la oposición prokurda, a tres semanas de las elecciones legislativas anticipadas.
A las 10 locales, dos fuertes explosiones sacudieron los alrededores de la estación de tren central de Ankara, donde debía celebrarse una manifestación opositora para denunciar la reanudación hace tres meses del conflicto entre las fuerzas turcas y los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
A esa hora se estaban ya reuniendo las delegaciones de sindicatos y partidos políticos de izquierda, entre ellos la principal formación prokurda del país, el HDP, que afluyeron de toda Turquía para participar en la manifestación.
Las explosiones transformaron la explanada en un escenario de guerra, con cadáveres por el suelo y escenas de pánico.
Según el último balance oficial hecho público el sábado por la noche, 95 personas murieron y 246 resultaron heridas, 48 de las cuales se encuentran en cuidados intensivos.
Extremistas detenidos
Hoy, la policía turca detuvo a 14 supuestos miembros del grupo extremista Estado Islámico en la ciudad de Konya, en el centro de Turquía, según informa una agencia de noticias del país.
El grupo, en el que había una mujer, fue arrestado hoy tras un registro simultáneo a viviendas, explicó la agencia Dogan.
No estuvo claro si las detenciones estaban relacionadas con la explosión de dos artefactos similares en la capital, Ankara, el sábado. En el incidente murieron 95 personas y centenares más resultaron heridos.
El primer ministro del país, Ahmet Davutoglu, dijo que había "fuertes indicios'' de que los ataques fueran atentados suicidas. Sugirió que la milicia radical Estado Islámico o los rebeldes curdos podrían ser los responsables.