Al menos 52 personas murieron y más de 170 fueron heridas ayer en varios ataques la víspera del décimo aniversario de la invasión de Irak dirigida por Estados Unidos con el objetivo declarado de construir una democracia en la región, pero que desencadenó una ola brutal de violencia.
Según el último balance oficial, 52 personas murieron y más de 170 resultaron heridas en una ola de ataques en Bagdad y el centro de Irak ayer.
Hubo unas 20 explosiones y varios ataques a mano armada fundamentalmente contra musulmanes chiítas. Muchos de los atentados fueron llevados a cabo en el norte y el este de Bagdad. Se trata del número de muertos más elevado en Irak en seis meses, de acuerdo con un recuento de esta agencia.
Se trata de una nueva escalada de violencia que crea interrogantes sobre la capacidad de las fuerzas de seguridad iraquíes para cumplir con su misión, cuando falta un mes para las primeras elecciones del país en tres años, el próximo 20 de abril.
Las elecciones provinciales fueron postergadas “como máximo seis meses” en dos provincias de mayoría sunita, Nínive y Al Anbar, debido a la inestabilidad, anunció un responsable de la Comisión Electora.
Además, el bloque del poderoso clérigo chiíta Moqtada al Sadr anunció que sus cinco ministros suspenden su participación en el Consejo de Ministros, lo que acentúa la crisis política.
Los últimos ataques ponen en evidencia la violencia que afecta a Irak una década después de la invasión. Poco antes, informes separados publicados por el grupo Irak Body Count (IBC, Irak Recuento de Cadáveres), con sede en Gran Bretaña, y por investigadores de The Lancet, una revista médica británica, señalaron que el balance global de una década de derramamientos de sangre costó la vida a por lo menos 112.000 civiles en Irak.
Muchos de los ataques de ayer tuvieron lugar en barrios chiítas, dentro y alrededor de Bagdad, a primeras horas de la mañana del martes. Las fuerzas de seguridad incrementaron los registros en los retenes y cerraron rutas importantes, agravando los embotellamientos de tránsito de la capital, indicó un periodista.
Los soldados y los policías también pusieron nuevos puestos de control, y excepcionalmente estaban registrando incluso algunos vehículos con marcas gubernamentales, que generalmente pasan sin una inspección.
Aunque ningún grupo se adjudicó la responsabilidad de estos atentados, a menudo militantes sunitas atacan a civiles chiítas y a empleados gubernamentales con la finalidad de desestabilizar al país.
La violencia se incrementó antes del 10º aniversario de la invasión liderada por Estados Unidos. La semana pasada, 87 personas fueron asesinadas, de acuerdo con un balance elaborado por esta agencia a partir de informes de responsables médicos y de la seguridad.
La guerra lanzada con el objetivo declarado de eliminar las reservas de armas de destrucción masiva que supuestamente tenía Saddam Hussein, que jamás fueron encontradas, se concentró después en tratar de convertir a Irak en un aliado de Occidente dentro de una región inestable.
Aunque la guerra misma fue relativamente breve -comenzó el 20 de marzo de 2003, Bagdad cayó algunas semanas después, y el presidente norteamericano de esa época, George W. Bush, declaró el 1 de mayo que la misión estaba cumplida-, la violencia continuó después.