Un atacante suicida detonó hoy un coche bomba en el centro de Damasco cerca de un colegio y una mezquita, y al menos 15 personas murieron y más de 140 resultaron heridas en el atentado, que llega en el tercer año de una guerra civil que tiene a Siria en llamas y al mundo en alerta.
El primer ministro sirio, Wael al-Halqi, acusó del ataque a la insurgencia que pretende derrocar al gobierno y prometió que el Ejército nacional seguirá protegiendo a los ciudadanos y combatiendo a los grupos armados de la oposición al presidente Bashar Al Assad.
La agencia de noticias estatal siria SANA dijo que el ataque ocurrió cerca de Saba Bahrat y del área de Sheih Bandar, en una de las rotondas más importantes de la ciudad, y en proximidades del Banco Central de Siria, el Ministerio de Finanzas, el organismo de inversión pública, una escuela y una mezquita.
Además de los 15 muertos, el ataque provocó 146 heridos, agregó SANA, que corrigió reportes de prensa previos que habían hablado de 25 víctimas fatales.
Los atentados con bombas -una rareza en Siria antes del inicio de la revuelta contra Al Assad- se volvieron frecuentes en Damasco y otras ciudades con el transcurso de la guerra, y muchos fueron reivindicados por grupos islamistas radicales que integran la fragmentada y variada insurgencia.
El conflicto, que según la ONU dejó más de 70.000 muertos desde su comienzo, en marzo de 2011, se agravó en los últimos tiempos cuando los rebeldes hicieron pie en barrios de la periferia de Damasco y en su zona suburbana luego de haber capturado áreas del norte y este del país.
Imágenes de la TV estatal mostraron densas columnas de humo que se elevaban al cielo desde una calle angosta donde había varios autos en llamas. Sobre el pavimento se veían seis cadáveres, mientras paramédicos cargaban dentro de una ambulancia a una joven herida en una camilla.
Testigos dijeron al canal de TV que el atacante trató de acercarse al Organismo de Inversión Sirio pero fue detenido por los guardias, y que entonces detonó el vehículo fuera del edificio, informó la cadena de noticias CNN.
Durante una visita al lugar del ataque, el premier al-Halqi dijo que fue un ataque contra la economía del país.
"Esto es obra de cobardes", señaló, al tiempo que prometió que el Ejército continuará "aplastando" a los sublevados.
El gobierno de Al Assad reprimió duramente protestas populares que precedieron al conflicto armado, que se desató y regionalizó con la aparición de una insurgencia armada apoyada por Qatar, Arabia Saudita y Turquía, países a los que Damasco acusa de fogonear el conflicto.
El 21 de marzo pasado, una explosión destruyó una mezquita en el centro de Damasco y mató a 42 personas, entre ellas un clérigo sunnita conocido por respaldar al gobierno. Un mes antes, un atacante suicida detonó un coche bomba cerca de la sede central del gobernante Partido Baas, a cuadras del atentado de hoy, y 53 personas murieron y más de 200 resultaron heridas.
También hoy, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo que inspectores del organismo están listos para ser desplegados en Siria para investigar denuncias de un ataque con armas químicas, pero que el gobierno de Al Assad todavía no dio la autorización.
La investigación de la ONU fue solicitada por las autoridades sirias luego de que el gobierno y la insurgencia se acusaran de un ataque con un cohete que transportaba sustancias químicas presuntamente ocurrido el 19 de marzo en la norteña localidad de Khan al-Assad, en la provincia de Alepo.