Al menos 10 personas, entre ellas 8 alemanes y un peruano, murieron ayer en Estambul en un atentado suicida que el gobierno turco atribuyó a un combatiente sirio del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
La explosión, que también dejó 15 heridos, se produjo a las 10.18 hora local (5.18 en argentina) en el barrio de Sultanahmet, el más turístico de Estambul, en una gran explanada cercana a la basílica de Santa Sofía y de la Mezquita Azul, dos de los monumentos más visitados de la ciudad.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan dijo que el autor del ataque era “un terrorista suicida de origen sirio”, y su primer ministro, Ahmet Davutoglu, aseguró que el suicida pertenecía al EI.
“Hemos determinado que el autor de este ataque terrorista en Sultanahmet es un extranjero miembro del EI”, declaró Davutoglu. El portavoz del gobierno, Numan Kurtulmu, indicó que el individuo había nacido en 1988.
El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, indicó que 8 alemanes murieron en el ataque y otros 9 resultaron heridos gravemente.
Davutoglu llamó a la canciller Angela Merkel para darle el pésame, según los medios turcos.
Merkel aseguró que este atentado reforzará el compromiso de Alemania en la lucha contra el terrorismo internacional. “Hoy ha golpeado Estambul, golpeó París, golpeó Túnez, ya había golpeado Ankara”, recordó la canciller en una rueda de prensa en Berlín.
Alemania pidió a sus ciudadanos que evitaran los sitios turísticos en Estambul, una ciudad de 14 millones de habitantes que ya había sufrido varios atentados sangrientos.
El hecho de que la mayoría de las víctimas del atentado sean alemanes no sólo se enmarca en la reciente decisión de Berlín de sumarse a la ofensiva militar occidental contra el grupo islamista en Siria, sino también con su política migratoria para la Unión Europea (UE).
Las imágenes que recorrieron el mundo el año pasado de una Alemania de puertas abiertas que recibía con alegría a los cientos de miles de refugiados de Oriente Medio y África apenas duraron dos semanas. A finales de setiembre pasado, Merkel anunció el establecimiento de controles fronterizos, frenó los trenes internacionales y de a poco sus vecinos la fueron imitando
Desde Lima, la cancillería de Perú confirmó que uno de sus ciudadanos murió y otro resultó herido en el atentado suicida.
Una bola de fuego
"Oí una fuerte explosión y luego muchos gritos. Luego vi una bola de fuego y me fui corriendo", explicó un hombre que no dio su nombre. "Estoy completamente seguro de que no era una bomba sino un atentado suicida", añadió. "La explosión fue tan fuerte que el suelo tembló", confirmó
Caroline, una turista. “Hui con mi hija y nos refugiamos en un edificio cercano. Fue realmente terrible”, explicó.
La detonación se escuchó hasta en la plaza Taksim, a varios kilómetros de distancia del barrio de Sultanahmet, dijo un testigo.
Turquía vive en estado de alerta permanente desde el doble atentado suicida del 10 de octubre en Ankara, en el que hubo 103 muertos y 500 heridos. El ataque, atribuido al EI, iba dirigido contra manifestantes prokurdos reunidos frente a la estación de la ciudad.
Erdogan, acusado de ser indulgente con los yihadistas sirios, decidió finalmente el año pasado participar en la coalición internacional contra el yihadismo y ha arrestado a numerosos presuntos militantes de este movimiento.
En enero de 2015, una mujer kamikaze originaria del Daguestán ruso, que según la prensa había luchado con los yihadistas en Siria, se hizo estallar frente a una comisaría del barrio Sultanahmet matando a un policía.
Desde el año pasado Turquía está inmersa en un nuevo conflicto entre las fuerzas de seguridad y el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), rompiéndose el frágil alto el fuego que había durado dos años. Los rebeldes turcos atacan principalmente a militares y policías, aunque el pasado 23 de diciembre una organización armada kurda, los Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK), reivindicó el ataque contra el aeropuerto Sabiha Gökçen de Estambul en el que hubo un muerto y un herido.