Al menos 15 personas fallecieron (incluido un presunto atacante) y otras 17 resultaron heridas ayer en un tiroteo perpetrado en un centro de pacientes con problemas mentales en San Bernardino, al este de Los Ángeles, confirmaron las autoridades.
La policía estadounidense atrapó en un gigantesco operativo a uno de los sospechosos del tiroteo, pero alertó que otro podía haberse dado a la fuga.
La sargento Vicki Cervantes dijo que “uno de los sospechosos está en el suelo” durante un intercambio de disparos con las fuerzas de seguridad, pero no precisó si fue abatido por la policía o yacía herido. “La situación de amenaza sigue activa”, dijo.
Las cadenas de televisión mostraron el cuerpo del atacante caído cerca de una 4x4 repleto de orificios de bala, posiblemente el vehículo en el que huyeron hasta tres sospechosos.
Decenas de policías mantenían bloqueada la calle en busca de pistas para identificar a los presuntos autores de la matanza.
En el operativo resultó herido uno de los agentes, que fue trasladado a un hospital cercano aunque su vida no corre peligro.
Las autoridades todavía desconocen las razones que motivaron la masacre pero reconocieron que se trata “como mínimo de un acto de terrorismo doméstico”.
El inicio de la matanza
El tiroteo comenzó cerca de las 11 locales (15 de Argentina) en el Centro Regional Inland, donde se realizaba a esa hora un evento organizado por el condado de San Bernardino.
Un empleado del centro, Brandon Hunt, contó a la cadena CNN que un centenar de personas se habían dado cita en el evento, además de unos 550 trabajadores, que “se encerraron en oficinas y armarios para intentar estar a salvo”.
Hunt no dijo cuántos pacientes estaban en el centro en el momento del tiroteo. “Es una situación muy desafortunada. Estas personas dan su corazón y su alma para ayudar a los demás. Es una locura la audacia de los atacantes, de venir aquí y disparar”, reconoció el testigo.
Los bomberos de la ciudad habían anunciado previamente por Twitter que la masacre había dejado unas 20 víctimas, pero no precisaban el número de muertos y heridos.
Las inmediaciones del centro Inland estaban tomadas por las fuerzas de seguridad, equipos de élite SWAT, bomberos y numerosas ambulancias.
Se montaron unidades de emergencia fuera del lugar del incidente y se podía ver a personas trasladadas en camillas. Otras se alejaron rápidamente del edificio con las manos en alto, y fueron requisadas por la policía antes de que se les permitiera reunirse con sus familiares.
Varias decenas de personas fueron vistas saliendo de un edificio cercano con las manos en alto, acompañadas por agentes fuertemente armados.
Olivia Navarro tardó una hora en saber que su hija Jamile, empleada del centro, estaba bien.
“La evacuaron al campo de golf de al lado. Estaba muy asustada, pero guardaba la calma”, explicó esta mujer de 63 años. “Me dijo que había varios atacantes en el edificio y que se iba a encerrar en una habitación”, agregó.
Paul George, de 28 años, oyó los disparos desde una gasolinera cercana. “Oí al menos una docena. La policía comenzó a llegar de todas partes y cortó el acceso al centro”, contó.
La aspirante demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, condenó los hechos en Twitter: “Me niego a aceptar que esto es normal. Debemos tomar acciones ya para frenar la violencia derivada de las armas de fuego”.
El precandidato republicano Donald Trump deseó por su parte “buena suerte a las fuerzas de seguridad”. “¡Ahora es cuando apreciamos tanto a la policía!”, escribió en Twitter.
Obama volvió a repudiar el acceso a armas
El presidente Barack Obama, que fue informado de inmediato de los hechos, lamentó que en Estados Unidos exista “un patrón de tiroteos masivos”.
“Ahora existe en este país un patrón de tiroteos masivos sin igual en el mundo. Podríamos tomar varias medidas, no para eliminar todos estos tiroteos, pero para mejorar las chances de que no se produzcan con tanta frecuencia”, dijo a la cadena CBS. Hace apenas cinco días, el mandatario clamó un rotundo “ya basta” a los ataques con armas de fuego después de que tres personas murieran y otras nueve resultaran heridas en una masacre en Colorado, al oeste del país. Obama abogó entonces por “hacer algo sobre la facilidad de acceso a las armas de fuego”.
Desde comienzos de este año y hasta el inicio de octubre, EEUU ha sido escenario de 296 tiroteos en 274 días, según el sitio Shootingtracker, que da cuenta de todos los incidentes de este tipo.
El gobernador local promete hacer justicia
El gobernador Jerry Brown dijo que el tiroteo en un centro de servicios sociales en el sur de California fue un ataque brutal. En un comunicado, indicó que “California no escatimará esfuerzos para llevar a esos asesinos ante la justicia”. El gobernador tenía programado encender el árbol de Navidad del Capitolio ayer en la noche, pero su despacho informó que la ceremonia fue cancelada.
Tras la declaración del gobernador, la policía informó que estaba registrando una vivienda en Redlands, California, con relación al letal tiroteo en una instalación de servicios sociales en el vecino San Bernardino. Carl Baker, portavoz municipal, dijo que la policía de Redlands está apoyando a la de San Bernardino en la búsqueda relacionada con el tiroteo.