Con hinchada para el que se iba y también para el que llegaba, ayer se despidió Félix González del Ministerio de Trabajo, Justicia y Gobierno y, en el mismo acto, asumió su sucesor, Rodolfo Lafalla, cuyas primeras palabras fueron leídas "sin lentes" y haciendo chistes.
A la hora de las confirmaciones, Lafalla dijo que aún no define el equipo que lo acompañará en su gestión. Sólo ratificó el ascenso del principal negociador oficial en las paritarias, Mauricio Guzmán, quien será jefe de Gabinete, y el retorno de Roberto Domínguez como asesor jurídico.
Domínguez fue subsecretario de Trabajo en la gestión de Arturo Lafalla, primo del flamante ministro. Guzmán también era un lafallista reconocido, uno de los jóvenes que conformaban la vieja "Generacional".
Ante estas dos confirmaciones se abren interrogantes por los destinos de los tres subsecretarios que revistaban en esta: la de Relaciones Institucionales, Fernanda Lacoste; la de Justicia, Romina Ronda y el de Trabajo, Ariel Pringles.
Lacoste y Ronda quizá sean los menos comprometidos. La primera es parte del espacio que lidera el diputado nacional Guillermo Carmona, parte del kirchnerismo más puro del PJ local y muy cercanos al gobernador Pérez. Ronda es parte de "Justicia Legítima", un espacio K donde también revista el ministro de la Suprema Corte y amigo personal de Pérez, Omar Palermo.
El que pareciera más comprometido es Pringles. Está vinculado al sindicalismo y a la CGT, orgánico con Hugo Moyano y, a la sazón, milita en otro sector interno del PJ local, la Corriente peronista, que lidera el vicegobernador Carlos Ciurca, sector que en la interna de junio de 2013 enfrentó a los aliados del Gobernador.
"No vengo a crear el partido del Gobernador", dijo Lafalla, para luego volver al eje de su discurso, el diálogo, que también lo aplicaría hacia adentro del PJ.
Cabe acotar que la plana mayor de la CGT mendocina estuvo presente en el acto, aunque no queda claro si era para saludar la llegada de Lafalla o para demostrar el apoyo a Pringles. De hecho, Rodolfo Calcagni, el jefe de la CGT, se sentó al lado del subsecretario de Trabajo.
Pasado el mediodía, el salón Patricias del cuarto piso de Casa de Gobierno estaba sobrepasado en su capacidad.
El flamante ministro estaba de buen humor e intentó crear un clima distendido en el acto. Al inicio de su discurso, cuando agradecía la presencia de los funcionarios que estaban presentes, dedicó un párrafo al presidente del Concejo Deliberante de Luján, a cargo de la Intendencia por las vacaciones que se tomó el intendente Carlos López Puelles (PJ): "Gracias a Eduardo Pérez, que está a cargo de la limpieza en Luján", dijo Lafalla, en clara alusión al conflicto con los trabajadores municipales y los problemas en la recolección de residuos.
Luego empezó a agitar su estandarte del diálogo: "Una actitud permanente en la apertura, en el diálogo, el consenso responsable pueden enfrentarse retos como éste", dijo y luego prometió "trabajar por los derechos de todos los mendocinos, pero de un modo especial por los derechos de aquellos que Eduardo Galeano denomina los nadie, los hijos de nadie, los dueños de nada, aquellos que no son aunque sean'".
Luego vino otra promesa de gestión: "cumplimiento estricto de la legislación laboral" y en ese ítem planteó dos ejes de manual: "Trabajo registrado y prohibición del trabajo infantil".
La última promesa de gestión la dedicó a otra área de su ministerio, Justicia.
Prometió trabajar en facilitar el acceso a la Justicia por parte de los ciudadanos, en particular los sectores más vulnerables.
"Paco, que Dios y mi querida vieja, que debe andar por ahí, nos acompañen", le dijo al gobernador Pérez. Es que la madre de Lafalla murió hace pocos días.
Luego Pérez dijo que tanto quien se iba, Félix González, como quien llegaba, Lafalla, eran "dos ejemplos de militancia, de la convicción en un proyecto político. Tienen la objetividad necesaria para criticarme y decirme cuando me equivoco... Es difícil aguantarme ..." cerró Pérez a la hora de los agradecimientos.
