-Gato, teniendo en cuenta lo que pasó hace muy poco, ¿por qué aceptaste volver a dirigir?
-Porque amo Godoy Cruz y creo que estos son los momentos en los que hay que estar.
Cuando parecía que Daniel Oldrá había dicho basta, que se había cansado del manoseo y de ser el marido “engañado” de la historia. Cuando todo indicaba que se había hartado de ser el fusible de recambio y de que le buscaran reemplazantes cuando le había encontrado el gustito a dirigir.
Cuando se sospechaba con que el pasado domingo 7 de junio (0-0 con Arsenal), tras una emotiva despedida de los hinchas, había dado el portazo para nunca más volver, el eterno piloto de tormentas de Godoy Cruz, está de vuelta y hoy asumirá su quinta etapa como entrenador del Expreso en Primera División.
Será un lunes, como aquel 3 de noviembre de 2014 en que se hizo cargo de la conducción interina tras la salida de Carlos Mayor. “Mi intención no es quedarme como técnico, me vaya como me vaya. Yo dejé de lado mi profesión por estar al lado del club y de los dirigentes, por eso quiero seguir en lo mismo. Para mí no es grato ser técnico, por eso le pedí a los dirigentes que respeten mi palabra”, contaba por aquel entonces.
Oldrá afrontaba así su cuarto interinato desde que Godoy Cruz juega en Primera División. En los anteriores había sucedido a Diego Martín Cocca, en 2009, y a Nery Alberto Pumpido y Omar Andrés Asad -el segundo ciclo-, respectivamente, durante 2012.
Tras hacer retoques en la formación del equipo, en las últimas cinco fechas del torneo de Transición 2014, levantó y Jaime Ayoví apareció en su máxima expresión: triunfo (4-3) vs. Atlético en Rafaela, empate (1-1) vs. Estudiantes y goleada histórica (4-1) vs. Vélez. Los últimos dos juegos fueron pasos en falso: derrota (0- 3) vs. Olimpo y caída (0-1) vs. Racing, el día que la Academia gritó campeón.
La historia posterior es conocida. José Mansur lo persuadió para continuar y el Gato se sostuvo hasta la fecha 16, cuando la llegada de Gabriel Heinze era casi un hecho. Tras idas y vueltas, volvió a su puesto de manager. Y hoy, a casi cuatro meses de aquella dolorosa despedida, vuelve a ponerse el traje que mejor le queda.