La mesa chica del macrismo se reunió con el reemplazante de Nicolás Dujovne a delinear las medidas a tomar para calmar las turbulencia desatada tras la derrota electoral.
Hernán Lacunza iniciará hoy formalmente su era al frente del Ministerio de Hacienda y lo hará bajo los lineamientos que ayer le comunicó el propio Mauricio Macri: su misión prioritaria será reestablecer la calma en el sistema financiero, trabajar conjunto con el Central para domar al dólar y amortiguar el impacto de la nueva y drástica devaluación, y despejar las dudas del FMI.
Los objetivos no suponen un abrupto viraje en la política económica del Gobierno nacional, sino la resolución de los problemas urgentes que se instalaron a partir del duro revés electoral que afrontó Macri en las elecciones primarias frente al candidato presidencial del Frente de Todos, Alberto Fernández.
Durante una extensa cumbre, Lacunza repasó el estado de situación con Macri y con sus principales laderos: participaron el jefe de Gabinete, Marcos Peña, los ministros de Producción, Dante Sica, y de Interior, Rogelio Frigerio; la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal; el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el presidente del Banco Central, Guido Sandleris.
"Estuve con el Presidente, quien me transmitió las prioridades de la gestión de los próximos meses", se limitó a revelar el elegido para reemplazar a Nicolás Dujovne. El cónclave se realizó en la quinta Los Abrojos, que la familia Macri tiene en la localidad bonaerense de Los Polvorines.
La llegada del exministro de Economía bonaerense al Gobierno nacional se produce en el momento más crítico para el oficialismo y donde la realidad económica supone una serie de grandes conflictos relacionados entre sí y que se deben resolver de manera inmediata: el frente económico es el verdadero enemigo de Macri de cara a octubre y la apuesta es dar pelea para permanecer en el poder.
En principio, la posta caliente que tomó Lacunza implica tratar de despejar los temores sobre un futuro default, continuar con el plan de emergencia que inició el Ejecutivo nacional para amortiguar el impacto del cimbronazo financiero posterior a las elecciones primarias (el peso se devaluó otro 19,9% en apenas cinco días), y garantizar la continuidad del programa que Macri acordó con el FMI para estabilizar las cuentas públicas a cambio de un colosal crédito para cumplir con sus compromisos financieros.
Todo esto demandará una reacción inmediata porque ayer los inversores de Wall Street volvieron a castigar con fuerza a los activos argentinos. Los bonos cayeron hasta 6% y el Riesgo País saltó hasta los 1.883 puntos básicos, nivel similar al que tuvo en la crisis global de 2018.
Fue la primera reacción del mercado tras los informes dos de las más grandes calificadoras de riesgo, Fitch Rating y Standard & Poor's, para alertar sobre las crecientes posibilidades de una futura cesación de pagos en la Argentina.
Encontrar argumentos sólidos para despejar esos fantasmas será fundamental porque Hacienda afronta vencimientos de Letras del Tesoro (Letes) que solamente hasta el 25 de octubre próximo ascienden a los 3.593 millones de dólares. Renovar una importante parte de esas posiciones es fundamental para el programa fiscal.
Con la experiencia reciente se encendieron las alarmas, ya que en la recta final de su gestión Dujovne tuvo que dejar sin efecto la colocación de esos títulos para marzo del año que viene.
Desde el sábado pasado, cuando Macri confirmó su designación, Lacunza inició un raid de reuniones para conocer los detalles del estado de situación. Analizó los números con Dujovne y también con Sandleris, con quien deberá articular esfuerzos para que la fuerte devaluación de los últimos días no se profundice y para que impacte de la menor manera posible en el avance de la inflación.
Con los números en mano, Lacunza se sentó a analizar el camino a seguir con los integrantes de su equipo chico. Según confirmaron a este medio, continuará Gustavo Lopetegui al frente de la Secretaría de de Energía (ver aparte).
Lacunza deberá pulir al máximo las estrategias porque también deberá despejar las dudas de los enviados del FMI, quienes tienen previsto arribar por estos días a Buenos Aires para evaluar si los últimos acontecimientos atentan contra el acuerdo firmado el año pasado. El primer elemento en juego es el próximo desembolso por más de 5.300 millones de dólares previsto para el mes siguiente.
Habrá que ver si en esos contactos con los enviados del organismo multilateral de crédito el nuevo titular de la cartera económica avanza con la recomendación que Alberto Fernández le manifestó a Macri y que consiste en renegociar los términos del pago ante las nuevas dificultades financieras.
Los desequilibrios del país podrían obligar a pedirle más al Fondo
El Fondo Monetario Internacional (FMI) debe aprobar en las próximas semanas un desembolso por 5.400 millones de dólares como parte de crédito stand by que le aprobó el año pasado a la Argentina.
Funcionarios del organismo tienen previsto llegar al país para encarar una nueva revisión de la economía local y luego decidir el desembolso. Estaba previsto que lleguen el martes, pero esto podría suspenderse por dos semanas.
Voceros del FMI dijeron que no harían comentarios. "Cuando tengamos algo para comunicar lo vamos a hacer", dijeron en medio de las dudas sobre si la misión vendrá o no al país.
Claudio Loser, economista argentino y ex director del FMI para el hemisferio occidental, opinó que si bien "siempre existe la posibilidad de que se suspendan los desembolsos", no cree que "se corten en este momento".
El economista Juan Carlos de Pablo fue más allá al sostener que el próximo presidente, sea quien sea, podría verse obligado no solo a renegociar sino a pedir más dinero por el escenario de insolvencia de Argentina.
Loser dijo que la reacción del mercado tras conocerse el resultado de las elecciones primarias respondió a que "aumentó la incertidumbre respecto a las políticas económicas que se van a seguir" después del 10 de diciembre, cuando se produzca el cambio de gobierno.
En declaraciones a la radio Futurock, Loser aseguró que la magnitud de las medidas tomadas por el gobierno nacional tras la derrota electoral "no es tan grande como para descarrilar el programa del FMI".
En ese escenario, sostuvo que la renuncia del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, genera mayores incertidumbres en la relación con el FMI y apuntó: "No creo que el cambio de ministro por Lacunza sea el más afortunado".
Loser opinó que si Alberto Fernández es electo presidente, "no va a haber una relación de amor con el FMI, pero puede ser una relación muy razonable".
Por otro lado, De Pablo consideró en diálogo con radio Continental que "la gran discusión" con el FMI no es renegociar lo que ya aceptaron prestarle a la Argentina sino ver si el organismo le seguirá prestando al país y a qué velocidad.
"A Alberto Fernández hay que decirle: si usted llega a ganar las elecciones, tiene que presentar una buena idea para decirle al Fondo que le preste otros 50.000 millones de dólares, es un flor de desafío", consideró De Pablo.