Hace dos semanas, el ministro de Defensa, Oscar Aguad, anunció la pronta creación de "una fuerza de despliegue rápido", compuesta por las tres armas, aunque con eje en el Ejército, para colaborar en materia de seguridad interna. Se argumentó que la ausencia de las clásicas hipótesis de conflicto (sobre todo la amenaza) guiaban el nuevo ordenamiento de las fuerzas armadas. Este reacomodamiento militar, trascendió, incluía la relocalización de unidades y hasta la fusión entre algunas de ellas.
Lo que se desconocía hace quince días era que la reestructuración castrense contemplaba el pase a retiro del jefe del Ejército, el teniente general Diego Suñer, nombrado por el Presidente Mauricio Macri a poco de asumir, en remplazo de César Milani, actualmente procesado por crímenes de lesa humanidad e investigado por enriquecimiento ilícito.
El viernes pasado el ministro Aguad llamó a su oficina a Suñer y le notificó que pasaba a retiro. La movida replicó un efecto dominó: nombrado el general de brigada Claudio Pasqualini al frente del Ejército, doce generales que estaban por encima suyo en la cadena de mano, pasaron a retiro.
Pese a que el Gobierno no quiere hablar de “purga”, el desplazamiento de Suñer gatilló un sugestivo tuit de Elisa Carrió, la diputada nacional y co fundadora de la alianza de gobierno. “Envío el agradecimiento y reconocimiento profundo por su honestidad y compromiso con la República priorizando, aún a costo personal, los intereses de la Nación por sobre cualquier otro proveniente de sectores políticos o privados”, escribió Carrió.
Ayer, desde su entorno, explicaron que se trató de "un tuit de alerta". Más que una objeción a Pasqualini, Carrió "está siguiendo detenidamente" (dijo a este diario el colaborador de la diputada) los planes para que el Ejército se desprenda de tierras, algunas de ellas de incalculable valor inmobiliario. Suñer, al parecer, ofrecía cierta resistencia a esas ventas, "aun a costo personal" como escribió Carrió. Un dirigente radical que pasó por el Ministerio de Defensa, en charla con Los Andes, dijo algo coincidente con la jefa de la Coalición Cívica: "Suñer no estaba de acuerdo con la enajenación de las tierras al Ejército", interpretó.
Distintas lecturas sobre el cambio de mandos en el Ejército coinciden en señalar el fortalecimiento del general Bari del Valle Sosa, jefe del Estado Mayor Conjunto. Una pieza clave, dicen, en la reestructuración de las Fuerzas Armadas, y con quien deberá sintonizar Pasqualini, para ejecutar el plan que Cambiemos reserva al Ejército, sobre todo, en la creación de "la fuerza de despliegue rápido" para cooperar en la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico y el ciberdelito.