Cuando uno piensa en el planeta Tierra desde la perspectiva astronómica, resulta que toda la humanidad habita un punto insignificante en un cosmos finito, pero ilimitado. Desde el momento que intentamos entender esta situación, ya nos encontramos en problemas, porque la mente humana, que puede imaginar casi cualquier cosa y generar productos que pueden haber sido parte de esa imaginación en el principio y se transforman en reales, tiene enorme dificultad para abarcar el universo. Mirar hacia la Tierra, es algo que nos ubica en nuestra real dimensión pero a la vez nos ayuda a reconocer el enorme poder de nuestra especie.
El 14 de febrero de 1990 la sonda espacial Voyager I (El Viajero) envió una imagen que, desde entonces se convirtió en icónica: la de ese débil punto azul, visto a una distancia de 6.000 millones de km y la Unión Astronómica Internacional (UAI) eligió esa fecha, pero 30 años después, para cerrar un año, o poco más de un año, de logros importantes en la comunicación de la ciencia con el público.
Larga tradición
Argentina tiene una larga tradición científica, tal como lo evidencian los premios Nobel en Fisiología y Química, las colaboraciones internacionales, los éxitos de investigadores en el exterior, las múltiples aplicaciones tecnológicas que utilizamos cotidianamente, la supervivencia de la ciencia a pesar de los problemas que nos envuelven y condicionan, pero no tanta en lo que hace a la difusión que, también históricamente, fue considerada una actividad secundaria, a veces mal vista, inclusive criticada por muchos científicos.
De todas maneras, eso no debe llamarnos demasiado la atención. El mismo Carl Edward Sagan (1934-1996), a quien en esta época todos toman como ejemplo de la difusión de calidad, no la pasó bien entre sus pares que consideraban a su labor como la de un comunicador menor e inclusive llegaron a sospechar de su calidad como científico, solo por dedicarse a transmitir el conocimiento a la gente.
Hace poco leí una entrevista a Juan Roederer, gran físico argentino radicado en Alaska. Se le preguntaba sobre la educación en ciencias y el señalaba que "no se puede enseñar bien, si no se investiga". También le escuché decir que solo el que conoce a fondo un tema puede difundirlo para que todos lo entiendan y yo agregaría que, aunque no lo terminen de entender, para que lo sientan cercano…al tema y al científico.
Muchos sucesos
Volviendo al año que se cierra el próximo 14 de febrero...deberíamos decir que se trató, en principio, de la celebración del centenario de la Unión Astronómica Internacional, pero para ser muy sincera, fue más que eso y baste mencionar qué cosas sucedieron en 2019 para explicar esta afirmación.
En enero del 10 al 13, celebramos las 100 horas de la astronomía, seguramente muchos de los que leen la nota, participaron de las actividades, diurnas y nocturnas; el 21 de enero, vivimos el eclipse total de Luna, en la madrugada, que observaron cientos de personas; marzo fue el Mes de la Mujer con exposiciones y actos sobre astrónomas que pusieron en valor su presencia en la disciplina y mostraron su influencia en el progreso de la misma; en mayo celebramos el Día Internacional de la Luz, recordando el momento en que por primera vez se usó con éxito un rayo láser; junio trajo los ecos del 50 aniversario de la llegada del hombre a la Luna y el descenso de dos astronautas, en la primera caminata lunar de la historia. ¿Qué sucedió en julio? Nadie lo olvidará: el 2 de julio en el atardecer un eclipse total de Sol recorrió San Juan, La Rioja, San Luis, Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires y se vio en forma parcial en Mendoza; el 24 de octubre, Día de la Astronomía Argentina, se celebró en los observatorios de Córdoba y La Plata el gran proyecto de cooperación internacional La Carta del Cielo, antecedente directo de la creación de la IAU; en noviembre se develó el resultado de una votación popular, y Argentina accedió a tener un sistema exo planetario con nombres del pueblo Moqoit (originario del noreste argentino): ¡bienvenidos Nosaxa y Naqaya!
Otras acciones
Y a lo largo de todo el año miles de personas midieron la Tierra (siguiendo el método que ideó Eratóstenes hace más de 2.000 años), determinaron la potencia del Sol (usando el fotómetro de mancha de aceite de Bunsen), detectaron el infrarrojo (con prismas y termómetros igual que William Herschel en 1800), organizaron escuelas Einstein y hablaron de gravedad, del histórico eclipse de 1919, de agujeros negros y ondas gravitacionales. En suma, participaron de talleres, charlas, conferencias, seminarios, muestras, ferias de ciencia, fueron parte de la Astronomía en todo el país y en todo el mundo. Es interesante ver el mapa de actividades registradas en todo el planeta con motivo de los 100 años y reconocer que Argentina fue una protagonista destacada (ver www.iau-100.org/events). Así, casi sin darnos cuenta, llegamos a 2020. Un año que augura nuevamente una frenética actividad en Astronomía, entendida como disciplina para el desarrollo social y Mendoza puede transformarse en un factor de estímulo en este sentido, con el lanzamiento, en breve, de los Centros de interpretación astronómica, embebidos en los centros de interpretación turística, en un esfuerzo de provincia y nación, a través de un subsidio del Consejo Federal de Ciencia y Tecnología.
El año que iniciamos, finalmente, nos presenta una nueva oportunidad de observar de uno de los eventos más espectaculares de la astronomía a simple vista y durante el día: un eclipse total de Sol. ¿Cuándo?: el 14 de diciembre. ¿Dónde?: el camino de la totalidad cruzará las provincias de Neuquén y Río Negro. Ocurrirá cerca del mediodía solar. Los mendocinos lo viviremos nuevamente como eclipse parcial, como casi todo el resto de Argentina, pero...ya sabemos qué debemos hacer, cómo debemos prepararnos y qué cuidados debemos tener. Eso es, ni más ni menos, cultura científica, el producto de la comunicación de la ciencia con el público; ese es el objetivo por el cual trabajar en difusión no es una tarea menor. La IAU y los astrónomos en todo el planeta, ya lo sabemos. Invertir en ciencia y en difusión de las actividades científicas significa asegurar un futuro mejor.
Recordemos a Sagan cuando dijo: "(…) observemos nuevamente ese punto azul pálido, eso es aquí, esa es nuestra casa, somos nosotros".
Es interesante ver el mapa de actividades registradas en todo el mundo con motivo de los 100 años de la Unión Astronómica Internacional y reconocer que Argentina fue protagonista.
Y así, casi sin darnos cuenta, llegamos a 2020. Un año que augura nuevamente una frenética actividad en Astronomía, entendida como disciplina para el desarrollo social y Mendoza podrá transformarse en un factor de estímulo en este sentido.