Arqueólogos de la Universidad de Tel Aviv y de la Autoridad de Antigüedades de Israel descubrieron una antigua calle que conectaba dos de los puntos con mayor significación religiosa para el judaísmo y cristianismo en Jerusalén, según RT Español.
Investigadores encontraron más de 100 antiguas monedas debajo de los adoquines de dicha calle, que data aproximadamente del año 31 de la era común. Ese corredor de 220 metros de largo y 8 de ancho conecta el Estanque de Siloé con el Monte del Templo (también conocido como Explanada de las Mezquitas).
El Monte del Templo, ubicado dentro de la Ciudad Vieja de Jerusalén, ha sido venerado como un lugar sagrado durante miles de años. Se cree la construcción de la calle ahora descubierta tuvo lugar en la misma época en que, según la mitología cristiana, Jesús curó la ceguera de un hombre enviándolo a lavarse el rostro en el Estanque de Siloé.
Cabe destacar que los primeros indicios de ese corredor fueron encontrados en 1894, pero durante las excavaciones llevadas a cabo en los últimos años se hallaron decenas de monedas que datan de entre los años 17 y 31 de la era común. Esto evidenciaría que la construcción de la calle comenzó y se completó mientras Poncio Pilato era el gobernador romano de Judea.
"Algunas monedas tienen el año en que fueron acuñadas, lo que significa que, si debajo de la calle se encuentra una moneda con la fecha 30 de la era común, la calle tuvo que ser construida en el mismo año o después de que esa moneda fuera acuñada", explicó, Donald T. Ariel, arqueólogo y experto en monedas de la Autoridad de Antigüedades de Israel.
Dicho corredor estaba pavimentado con grandes losas de piedra, como era habitual en todo el Imperio romano, pero además las piedras fueron finamente talladas y presentan varios otros adornos a lo largo del trayecto. Por estas características y porque une dos de los lugares más importantes de Jerusalén, los autores del descubrimiento sostienen que se trataba de una "calle especial" que probablemente servía como una ruta de peregrinación.
"Si se hubiese tratado de una simple vía que conectaba el punto A con el punto B no habría habido necesidad de construir una calle tan grandiosa", señalan por su parte los arqueólogos Joe Uziel y Moran Hagbi, coautores de la investigación.
De acuerdo con Nahshon Szanton, autor principal del estudio, la exuberancia de ese corredor habría sido una táctica de Poncio Pilato, en parte, para "apaciguar a los residentes de Jerusalén", en parte para que esa ciudad encajara en el mundo romano, o un intento por "engrandecer su nombre a través de grandes proyectos de construcción".
En el momento del descubrimiento, la calle se encontraba bajo los escombros de la destrucción a la que los romanos la sometieron a la ciudad en el año 70 de nuestra era tras una rebelión judía.