Un año después de que el Zoo de Buenos Aires cerrase sus puertas tras funcionar durante 140 años y fuese transformado en un parque, cientos de animales siguen enjaulados, y en un ruidoso limbo.
El gobierno de la ciudad prometió en julio del año pasado que reubicarían a la mayoría de los 1.500 animales en santuarios de Argentina y el exterior, pero todavía no se ha acordado nada. Y un nuevo proyecto maestro anunciado el martes sigue sin aclarar cómo piensan hacerlo.
El zoológico fue inaugurado en 1875. El primer director decidió que los animales debían ser alojados en edificios que reflejasen sus países de origen. Se construyó una réplica de un templo hindú para los elefantes asiáticos.
Las jirafas fueron encerradas en una estructura estilo islámico y un panda rojo en una pagoda china. Muchos de esos edificios se encuentran todavía en el predio de 18 hectáreas, pero necesitan reparaciones.
Los ecologistas se quejan de que los animales viven en jaulas y sitios cerrados anticuados, considerados inhumanos en los tiempos modernos, y afirman que el nuevo proyecto no dice cómo se va a mejorar su situación.