Con motivo de celebrar "La hora del planeta", anoche se apagaron los principales monumentos e íconos del mundo entre las 20.30 y las 21.30 –hora local de cada país–, para tomar conciencia sobre los efectos del cambio climático en nuestro planeta.
La iniciativa se replicó en Mendoza, donde varias personas se reunieron en los Caballitos de Marly del parque General San Martín para demostrar en forma simbólica que gobiernos, empresas y la población pueden trabajar juntos con el objetivo de revertir el cambio climático.
"La hora del planeta" está impulsada a nivel global por WWF y la Organización Mundial de Conservación, mientras que el ámbito local, la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial de Mendoza organizó la actividad por tercer año consecutivo. Esta vez, en la rotonda más conocida del Parque, y de manera conjunta con Unicipio y la Embajada Mundial de Activistas por la Paz.
Cerca de las 20, los convocados dieron el presente y encendieron una a una las más de 350 velas que fueron el símbolo de la iniciativa a favor del medio ambiente.
El cambio climático es uno de los problemas más importantes que enfrenta la humanidad. Se trata de un cambio de clima atribuido, directa o indirectamente, a la actividad humana, que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima, observada durante períodos comparables.
"La Hora del Planeta" es también una oportunidad para realizar acciones individuales y colectivas que protejan al ambiente. Esas acciones cotidianas incluyen utilizar bicicleta en lugar de auto, desconectar nuestros dispositivos electrónicos cuando no los utilizamos y apagar la luz cuando no la necesitamos, entre otras.
Una movida global
Después de la Ópera de Sidney o los rascacielos de Hong Kong, el Kremlin moscovita y la Torre Eiffel parisina se unieron el sábado a "La hora del planeta", 60 minutos de oscuridad para recordar el desafío del cambio climático y la importancia de salvaguardar la naturaleza.
Esta "Hora del Planeta", cuya primera edición comenzó en Australia en 2007, fue seguida en total por millones de personas en 187 países, que fueron apagando sus luces a las 20.30 locales.
Las torres Petronas de Kuala Lumpur, la torre Burj Khalifa de Dubai, la Acrópolis de Atenas, la basílica de San Pedro en Roma, se unieron una vez más al acontecimiento.
Los organizadores presentan esta manifestación como "el mayor movimiento que viene de la base" a favor de la lucha contra el cambio climático.
"Su objetivo es despertar conciencia en la protección del medioambiente y la fauna salvaje", explicó Dermot O'Gorman, un responsable para Australia de la organización de protección de la naturaleza WWF, que coordina el evento a través del mundo.
El estadio olímpico de Pekín o las pirámides de Egipto se unieron igualmente a la campaña.
También en América Latina respondieron a la convocatoria. En Ciudad de México, apagaron sus luces monumentos como el Ángel de la Independencia, en el turístico Paseo de la Reforma, y también el Zócalo (plaza central) quedó sumido en la oscuridad por momentos.
Y en Cali, la tercera ciudad de Colombia, activistas encendieron velas para formar el famoso signo "60+".