Esperaban una Navidad tranquila, pero los habitantes de la isla de Chiloé, en el sur de Chile, debieron dejar los preparativos de las festividades y las visitas a la playa tras un terremoto de 7,6 que les obligó a salir corriendo.
No se produjeron muertos ni heridos y tan sólo hubo algunos daños materiales, pero las autoridades emitieron inicialmente una alerta de tsunami aunque la cancelaron después.
El fuerte terremoto de magnitud 7,6 estremeció el sur de Chile a mediodía del domingo, sorprendiendo a una población todavía despertando en medio de la resaca de la celebración de la noche anterior y en una zona poco acostumbrada a temblores, al contrario de lo que sucede en el norte del país.
La Armada de Chile activó pero posteriormente canceló un alerta de tsunami en la región de Los Lagos y decretó una de precaución (que implica alejarse de la playa) para la mayoría de las regiones del sur de Chile, que también fue cancelada posteriormente.
En total unas 5.000 personas fueron evacuadas de manera pacífica y calmada, dando muestras de la educación cívica de un país -uno de los más sísmicos del mundo- acostumbrado a lidiar con este tipo de desastres naturales.
El Servicio Geológico de Estados Unidos confirmó en un tercer informe el epicentro a 39 kilómetros el suroeste del puerto de Quellón, y a una profundidad de 34,6 kilómetros, en la isla de Chiloé, que se encuentra a unos 1.300 kilómetros al sur de Santiago. El terremoto se produjo a las 11.22 horas.