Efectivos de la Dirección General de Lucha contra Narcocriminalidad sabían que una banda narco estaba cobrando fuerza en el Valle de Uco y el Gran Mendoza. Tras meses de investigación, la organización criminal fue finalmente desbaratada esta mañana luego de una serie de allanamientos donde secuestraron armas, droga, autos, dinero en efectivo y detuvieron a siete personas.
Pero en medio de la investigación, los efectivos se toparon con un dato que los sorprendió. Un colega suyo había traspasado la línea de ley y hacía contrainteligencia para la banda narco. El "topo", un hombre de 33 años que prestaba servicio en la Unidad Especial de Patrullaje de Tunuyán, era el encargado de alertar sobre posibles allanamientos u operativos que atentaran contra los intereses de la banda.
El infiltrado y el cabecilla de la banda, un tunuyanino de apellido Salas, integran la lista de detenidos.
La organización tenía dos centros de acopio en Tunuyán y Las Heras. desde esas guaridas salían los cargamentos de droga listos para ser comercializados al menudeo. La banda de Salas operaba mayormente en el norte de ese departamento del Gran Mendoza y en todo el Valle de Uco.
Con todos estos datos, los efectivos llegaron esta mañana a dos domicilios: en la calle Álvarez Condarco al 500 (Las Heras) y en la calle Irigoyen al 1.600 (Tunuyán). En estos domicilios encontraron y secuestraron 6 ladrillos de marihuana (7,600 kilos), una bolsa de cocaína (600 gramos), 4.700 dólares (unos 130.000 pesos) y 47.000 pesos.
Cinco armas de fuego (una escopeta, dos rifles y dos pistolas), un chaleco policial, municiones y elementos para el fraccionamiento de cocaína, detallaron fuentes policiales.
También retuvieron la flota utilizada por la organización delictiva: una camioneta Ram, dos autos (Hyundai Génesis y un Fiat Uno), cuatro motos de idistintas cilindradas. A esto se suma
Además del jefe de la banda y del "poli-narco", fueron apresados dos mujeres y tres hombres. Los siete fueron puestos a disposición de la Justicia Federal y permanecen incomunicados.
"Pudimos determinar la intervención del policía infiltrado por las contantes comunicaciones que mantenía con Salas, el jefe de la banda. El uniformado no participaba de la comercialización de la droga. Él le avisaba (a Salas) si iban a realizar algún allanamiento y los asesoraba en cuanto a los movimientos que tenían que realizar", detalló a Los Andes Nelson De Blassis, jefe de Narcocriminalidad.
“Sacamos un elemento malo y esto nos permite seguir trabajando más tranquilos. Con esto demostramos que somos capaces de combatir la corrupción dentro de la Fuerza, podemos ‘autodepurarnos’”, celebró Nelson DeBlassis.