El violento terremoto de magnitud 8,2 que sacudió esta madrugada la costa del Pacífico mexicano disparó rápidamente un alarma sonora en toda la ciudad de México.
Alertados por los 8.200 megáfonos desplegados en la capital federal, sus 20 millones de habitantes descendieron en masa -y precipitadamente- a las calles, incluso en pijama.
Desde hace dos décadas, la asociación CIRES provee a la ciudad un sistema de sensores colocados a lo largo de la costa pacífica, donde el riesgo desismos es mayor.
Las ondas sísmicas pueden recorrer los centenares de kilómetros que separan la costa de la capital en un minuto, causando considerables daños, dado que la enorme ciudad está construida sobre un antiguo lago.
Una vez detectado el sismo, el sistema lanza una onda que dispara las alarmas en escuelas, ministerios y otras oficinas, interrumpiendo automáticamente las emisiones de la radio.
Los mexicanos tienen entonces como máximo un minuto para reaccionar y salir de edificios.
Los mexicanos tienen entonces como máximo un minuto para reaccionar y salir de los edificios antes de que empiecen a temblar.
Esta tecnología no estaba disponible durante el terremoto del 19 de setiembre de 1985, de una magnitud de 8,1 en la escala de Richter, que devastó la capital, muriendo más de 1.000 personas.
Instalados en una antigua construcción de tres pisos, los servidores de esta asociación detectan cada vibración del suelo disparando automáticamente las alarmas.
Video de una evacuación en 2015
Desde el lanzamiento del sistema en 1993, CIRES ha dado más de 60 alertas por sismos de una intensidad de al menos 6 en la escala de Richter.
La tecnología smartphone también hizo su aparición en México en los últimos años, permitiendo a sus habitantes recibir alertas a través de aplicaciones como SkyAlert o Alerta Sismica DF.
Dos segundos después del comienzo de un sismo, SkyAlert envía una señal a los teléfonos celulares que hace sonar el mensaje "alerta sísmica" e indica la intensidad del temblor.
La aplicación, lanzada en 2013, estaba inicialmente conectada al sistema CIRES, pero su joven fundador Alejandro Cantu, desplegó luego a lo largo de la costa mexicana sus propios sensores, traídos de Japón.
La aplicación se popularizó rápidamente y la versión gratuita contaba con más de tres millones de usuarios en 2015. Una versión paga fue lanzada después, que permite personalizar las alertas.
Para advertir a sus usuarios la aplicación utiliza una red de banda ancha en lugar de las líneas telefónicas, garantía de fiabilidad según su fundador.
Salvo en esta ocasión durante el mayor temblor registrado en México en un siglo, la aplicación SkyAlert se mantuvo desesperadamente muda.