En la polémica sobre si el Poder Judicial está o no funcionando o funciona a medias, nadie duda de que la actividad que se ha visto totalmente suspendida son los juicios por jurado: 12 ciudadanos comunes, reunidos a veces por más de una jornada, para decidir el destino de los imputados por uno de los delitos más graves y con pena de perpetua: los homicidios agravados.
La logística que demanda un debate de este tipo es importante: el juez técnico hace un sorteo entre 96 potenciales jurados ya preseleccionados y sólo quedan 48 (24 mujeres y 24 hombres). De estos deben ser elegidos finalmente 12 y cuatro suplentes.
A esto hay que sumar el trabajo de abogados, fiscales, ayudantes, personal técnico, policías, penitenciarios, periodistas y público en general.
Ante este panorama, resulta imposible que se realicen por ahora. Algunos abogados consultados sostienen que, con suerte, podrían llevarse a cabo tal vez hacia a fin de año y, en todo caso, no antes que las escuelas vuelvan a funcionar.
El debate sobre la vuelta de los juicios por jurados es global. Es una forma de administrar justicia que existe en todo el mundo y que en Mendoza se comenzó a utilizar en abril de 2019.
¿La pandemia de Covid-19 es el fin de los juicios por jurado? ¿Volverán hacia fin de año? ¿La tecnología permitirá que se hagan vía "online", cada uno desde su casa mirando una pantalla? ¿Qué problemas plantean las actuales suspensiones? Se trata, en todo caso, de problemas globales que la Justicia de cada país deberá resolver.
Localmente, hay que decir que algunas causas de gran repercusión mediática debían resolverse con la participación de un jurado popular. Tal es el caso del famosísimo israelí Gil Pereg, acusado por la muerte de su madre y su tía. O de Leonardo Hisa y el clan Guerrero, imputados por la muerte de la empresaria del Valle de Uco, Norma Carleti.
Para que vuelvan los juicios por jurado tienen que levantarse las restricciones de acercamiento, que vuelvan las actividades públicas o que aparezca una vacuna o un tratamiento.
A futuro, hay que pensar soluciones, sino de ciencia ficción, sí de un nivel tecnológico importante.
Los Andes consultó a algunos abogados que trabajan en el tema, en tanto que desde el Poder Judicial se informó que "es una situación global que está siendo analizada pero aún no tiene una solución".
Algunas posiciones son realistas, otras “futuristas”, otras proponen volver al pasado, y algunas sostienen la conveniencia de dictar nuevas leyes o reformas.
-Pablo Cazabán, uno de los abogados que participará en un futuro juicio por el caso Carleti, sostiene que los jurados populares volverán pero se necesitará "mucha logística y mucha tecnología, es decir una inversión importante".
“Veo difícil que vuelvan este año. Después se podrían hacer de forma remota, con el jurado en un ámbito controlado y con una buena conexión. Si pensamos que ahora las audiencias por Skype se hacen de a una por vez y los problemas que hay con la firma digital, estamos muy lejos tecnológicamente”, opina Cazabán.
El letrado aporta también una cuestión técnica: “Hay una tensión entre derechos. Por un lado, los de los detenidos si no se respetan los plazos razonables, y por otro, el vencimiento de las prisiones preventivas que llevarán a libertades restringidas. Son los dilemas de la cuarentena”.
-El fiscal Fernando Guzzo, jefe de la Unidad Fiscal de Homicidios y el abogado con mayor experiencia en juicios por jurado -ha participado en seis de los 12 que se hicieron el año pasado- opina que este tipo de debates tienen "algo especial, que es contacto físico, el nivel emocional, el poder del lenguaje gestual, elementos que son insustituibles, difíciles de conservar en un juicio online".
“Cuando se den las condiciones, se volverán a hacer. Habrá que acondicionar la (amplísima) Sala de Actos, donde se puede implementar un protocolo para guardar la distancia social y otras medidas que se crean convenientes”, afirmó Guzzo.
-El abogado Carlos Moyano, quien ha participado en dos juicios por jurados, opina que "no se deberían hacer hasta que no estén dadas las condiciones sanitarias normales".
Considera que, si se llegaran a dar las condiciones tecnología para tener a un jurado popular “online”, el gran inconveniente sería la “contaminación de jurado”, no del virus sino la contaminación de su opinión. “Son 15 personas que tendrían que estar aisladas, controladas. Podrían estar amenazadas, por ejemplo”, advierte.
La solución que daría seguridad jurídica, para Moyano, es “suspenderlos momentáneamente y volver al viejo sistema de los debates realizados por las cámaras de crimen, con tres jueces. Pero para esto tendría que haber una nueva ley o bien una acordada que debería ser aceptada por todas las partes.
-Maximiliano Legrand, abogado defensor de Gil Pereg -uno de los imputados que tendría que someterse este año a un juicio por jurado- sostiene que "a través de la tecnología se pueden solucionar muchas cosas".
“Pero acá veo que el problema es el principio de inmediación: el juez, el jurado y las partes deben estar en contacto directo con las pruebas y los testigos. Se da una circunstancia crítica; no es lo mismo estar frente a una persona que verla en una pantalla”, señala.
También ve dificultades a la hora de realizar la deliberaciones del jurado, que debe ser a puertas cerradas y secretas.