Asesinato en el Palacio

En plena zona rural de Entre Ríos, el Palacio San José atrae con su exquisita figura y la traza de su otrora dueño, el General Justo José de Urquiza, quien allí fue ultimado.

Asesinato en el Palacio
Asesinato en el Palacio

Es elegante, es bello, es ambicioso. Es el Palacio San José, una reliquia que se acicala la alcurnia en pleno campo entrerriano, unos 30 kilómetros al oeste de Concepción del Uruguay, muy cerca de la frontera con la República Oriental del Uruguay.  Exquisita la figura con dos patios centrales repletos de arcos, 38 habitaciones, capilla y una fachada de dos torres que brinda con el clasicismo general.

Sin embargo, sus muros de gala guardan mucho más que postales primorosas. Atesoran, al unísono, el trazo de su otrora propietario y residente, el General Justo José de Urquiza. Un personaje crucial de la historia de nuestro país, el vencedor de Rosas, el primer presidente constitucional de los argentinos, el caudillo que vivió los últimos 20 años de su vida en esta misma casona de atmósfera altanera en la que cayó asesinado, por una bronca que lo venía persiguiendo desde bastante tiempo atrás.

Nudo y desenlace

Político, militar y también productor agropecuario, Urquiza escribió uno de los capítulos imprescindibles de la línea de vida nacional, al derrotar a Juan Manuel de Rosas en la Batalla de Caseros (1852). A partir de allí, se convertiría en referente del grito de las provincias, bajo el título de Director de la Confederación Argentina con el que declaró la Constitución Nacional, en 1853. Esos años lo recuerdan como un luchador contra la hegemonía porteña, coyuntura que tenía al país dividido en una serie de desigualdades entre el rico Buenos Aires y el pobre interior.

Pero a aquella contienda la libró no con la verticalidad que algunos dirigentes políticos de distritos como Córdoba, Santa Fe o Entre Ríos esperaban.  De hecho, distintos anales hablan de manos negras e intereses ocultos en la resolución del General de, incluso teniendo cierta ventaja, retraer a su tropa en la decisiva Batalla de Pavón, que terminó de concretar la victoria y el fortalecimiento definitivo de Buenos Aires. Eso, sumado al rechazo a apoyar los levantamientos de federales  montoneros frente al poder porteño, y los lazos contraídos luego con los “enemigos” Mitre y Sarmiento, le firmaron la sentencia.

La noche del 11 de abril de 1870, un Urquiza con 68 años y mil medallas y desventuras en el pecho, merodeaba los pasillos del Palacio San José a la espera de la cena. Lo acompañaban en la residencia su esposa e hijos, la servidumbre y unos fantasmas de muerte. De repente escuchó alaridos y salió a ver cómo una turba de 60 hombres, capitaneados por un tal Simón Luengo, lo venían a llevar al otro mundo. Eran los montoneros, en voz de “Traidor, traidor”. Una bala en el rostro y sabrán sus rematadores cuantas puñaladas en el tórax, le dieron pasaje. Así terminaron sus hazañas y se hizo más grande el Palacio.

Cantidad de décadas después, el parque principal del edificio fue anfitrión de la reforma constitucional de 1994. Mucho de pompa y de Urquiza había en el ambiente.

Qué ver hoy

Construido a mediados del siglo XIX con un estilo que recuerda al de las estancias de Toscana (Italia), el Palacio está considerado como una de las joyas arquitectónicas mejor conservadas del país. Además de los ya nombrados patios centrales, la capilla (separada del cuerpo principal) y las torres, destacan en el interior del edificio la lujosa Sala de los Espejos (en rigor una sala de recepciones), la panadería, la pulpería, la cochera y hasta el sector de los palomares, así como el  escritorio y la cocina, todos con mobiliario original que deja apreciar lo refinado de la vivienda y la riqueza de sus antiguos moradores.

Loas aparte merecen los espacios verdes que rodean al inmueble: el Parque Exótico (inmediato a la entrada del complejo y de notable belleza, con una fuente, estatuas, pajareras y cantidad de árboles y plantas extravagantes), el Jardín Francés (que realza la fachada con canteros de mármol italiano, palmeras y jazmines) y el Jardín Posterior.

De igual forma, sobresalen en los salones las pinturas que honran el legado de Urquiza, entre las que figuran ocho lienzos de sus batallas, un retrato ecuestre y el óleo denominado "Alegoría Argentina"(dedicado a la firma de la Constitución de 1853) y objetos personales del General. 
El lugar se puede visitar durante todo el año, de 8 a 19, ya sea de manera independiente o a través de los tours guiados. Entrada: $ 50.

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