Los países europeos con posibilidad de caer en una cesación de pagos de su deuda pública verán más comprometido su futuro a partir del fallo de la Corte Suprema de los Estados Unidos que rechazó la apelación argentina en la causa de los fondos buitre que no ingresaron a los canjes, y quitó perspectivas a cualquier reestructuración de pasivos.
Países como Chipre, Grecia, Italia, Portugal, Serbia y Ucrania, cuyos riesgos de default más crecieron en los últimos tiempos, deberán repensar bien la estrategia a seguir: la reestructuración de sus deudas ya no es una salida viable.
La puerta abierta por la justicia norteamericana a que se atiendan reclamos de quienes no adhirieren a una reestructuración de deuda, y se les pague el 100 por ciento del valor de sus tenencias, alejan la posibilidad de que cualquier renegociación sea exitosa.
Al respecto, el director del Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina (CEFIDAR) e integrante de Carta Abierta, Guillermo Wierzba, advirtió que esta decisión de la Corte estadounidense "va a traer consecuencias para el resto de las reestructuraciones de deuda que se hagan a nivel internacional".
Del mismo modo, el presidente del banco de inversión Puente, Federico Tomasevich, consideró que "es un problemón para todo el mundo financiero", porque invalida desde el vamos cualquier intento de reestructuración.
Para el ex presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) José Ignacio de Mendiguren, con el fallo de la Corte estadounidense "lo que está en discusión es qué país del mundo va a poder reestructurar una deuda a futuro".
"Quién va a querer entrar en una reestructuración si decís `me quedo`, y cobrás el 100 por ciento", remarcó De Mendiguren, quien se lamentó porque "un instrumento válido como la reestructuración de una deuda, esta gente te lo hace fracasar".
La preocupación por la decisión de la Corte norteamericana alcanza también a otros países europeos, como Irlanda, Bélgica y España, cuyos niveles de deuda en relación a su Producto Interno Bruto (PIB) vienen creciendo a ritmo acelerado en los últimos años, llegando a superar el 100 por ciento, cuando los analistas consideran que un valor que hace a estos pasivos sostenibles y lejos de riesgo de default es una proporción no superior a 75 por ciento.
Un reciente trabajo de los analistas Jean Charles Rochet y Michel Habib, de la Universidad de Zúrich y miembros del Swiss Finance Institute, y de Fabrice Collard, de la Universidad de Berna, precisó los niveles de deuda respecto de su PIB que tienen las economías europeas, y lo insostenible que se está volviendo en muchos casos.
Grecia, con un pasivo que equivale a 177,2 por ciento de su PIB; Italia, con 135,2; y Portugal, con 126,7; ya superaron el nivel que hace a su deuda sostenible.
Irlanda, con una deuda que es 121 por ciento de su Producto Bruto; Bélgica, con 101,7; y España, con 100,2; están muy próximos a ingresar al grupo anterior.
Francia, con una relación deuda/PIB de 95,6 por ciento; Austria, con 80,3; Alemania, con 76; y los Países Bajos, con 73,8; están un escalón más abajo, pero sin poder relajarse con el manejo de sus finanzas.
Un fallo como el de la Corte estadounidense, no hace más que decirle a todos los países en problemas que pretenden desendeudarse que no lo hagan, porque cualquier intento de reestructuración naufragará en los estrados judiciales.
Lo que también les está diciendo es que el único camino es seguir tomando deuda, a tasas cada vez más altas, dado su riesgo de default, y haciendo cada vez mayor la relación entre su deuda y su PIB.
Esto debilita las economías europeas, fortaleciendo por contraposición las posibilidades de los Estados Unidos de sacar ventaja de esta nueva relación de fuerzas.