El presidente de Guatemala Otto Pérez Molina informó hoy que el número de muertos aumentó a 52 personas por el terremoto de magnitud 7,4 que ocurrió ayer y declaró un estado de calamidad por los millones de afectados.
“En estos momentos tenemos confirmación que han sido rescatados 52 cuerpos'' dijo Pérez Molina a periodistas.
Agregó que hay 22 personas que se están reportando como desaparecidas y es posible que el índice de fallecidos aumente a 74 en las próximas horas.
El devastador terremoto derribó gruesas paredes de adobe, provocó deslizamientos de tierra que obstruyeron carreteras, y provocó una estampida de pobladores despavoridos a las calles.
Pérez Molina decretó tres días de duelo nacional por las víctimas del sismo e hizo un llamamiento a los guatemaltecos para que a partir de hoy retomen sus actividades normales, pero dijo que se mantiene el estado de "alerta roja" a nivel nacional.
Entre las víctimas se encuentran diez miembros de una misma familia de la comunidad de San Cristóbal Cucho, que murieron al quedar bajo los escombros de su vivienda derribada por el temblor.
Pérez Molina viajó a San Marcos acompañado de varios de sus ministros para constatar los daños provocados por el sismo, de magnitud 7,2 en la escala abierta de Richter, que ayer sacudió el territorio guatemalteco.
El movimiento provocó la interrupción de los servicios de electricidad, agua potable y telecomunicaciones en las zonas del oeste del país.
También causó derrumbes en la carretera Interamericana, lo que impide el paso de vehículos hacia las áreas afectadas.
Aroldo Rivera, gobernador de San Marcos, dijo que el terremoto derrumbó más de 30 casas en las ciudades de San Marcos y San Pedro Sacatepéquez y que los edificios de Gobernación Departamental, el Palacio Maya y la Policía Nacional Civil, "quedaron totalmente inhabitables".
Además de San Marcos, el terremoto afectó los departamentos de Quetzaltenango,
Huehuetenango, Quiché, Sololá y Totonicapán, en las zonas del este y noroeste de Guatemala.
Más de 2.000 miembros de Ejército y medio millar de agentes de la Policía Nacional Civil fueron enviados a la zona del desastre para colaborar con las tareas de rescate y resguardar la seguridad de los pobladores.
El movimiento telúrico, el más fuerte que se registra en este país centroamericano desde el terremoto de 1976 que se cobró la vida de más de 25.000 personas.
Su epicentro fue ubicado a 200 kilómetros al suroeste de la capital, frente a las playas de Champerico, en el departamento sureño de Retalhuleu.
Según el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), el sismo fue provocado por un movimiento de la "placa de Cocos", una falla sísmica ubicada a 75 kilómetros de profundidad en las costas del Pacífico.
El temblor también se sintió con fuerza en El Salvador y en zonas del sureste de México.