Sueña despierto Gutiérrez. Se mete en la historia grande. Lo que ayer parecía imposible, hoy es una hermosa realidad. En un abrir y cerrar de ojos, es del Federal A. En cuestión de días protagonizará por primera vez en su historia el clásico departamental contra Maipú en la tercera categoría ¡Y en Boedo se festeja como Dios manda!
Y sí, como dice la película, todos los perros van al cielo. Y lo tocan con las manos. Con esas manos de Pity Aracena, que se hacen gigantes para tapar el penal del Fantasma Benito y desatar la locura más extrema en los feligreses celestes que, al fin y al cabo, paran de sufrir, de implorarle y prometerle a cuanto santo se les cruza por la cabeza. Porque desde mucho antes del tercer penal, los hinchas están en el campo de juego esperando para meterse en la piel de cada uno de los héroes que hicieron posible lo que parecía imposible: dar vuelta en cuarenta y cinco minutos una serie que Huracán fue ganando con comodidad durante más de 135 minutos.
Con el aplomo de los equipos que están para dar el salto, el Globo dominó el trámite del primer tiempo y sacó ventaja con un golazo de Claudio Ulloa (definición tres dedos ante Aracena) sacado del manual del contragolpe y después de un tiro libre a favor de Gutiérrez. En esa primera etapa el Cele lució nervioso. Abrumado en su apuro por querer hacer el segundo antes que el primero, cayó en la desesperación. Por eso, las caras largas, casi resignadas de los plateístas en el entretiempo, no eran ilógicas.
El tirón de orejas de Scivoletto en el entretiempo surtió efecto. El ingreso de Valenti por Olmos era todo un mensaje que el Cele capitalizó en pocos minutos. El gol de Irañeta, tras el centro de Arce, fue una inyección de ánimo. Gutiérrez atropelló a Huracán, lo obligó a cometer errores (como el de Pucheta en el de Ortiz) y mereció llevárselo mucho antes de los penales, ahí donde tocó el cielo con las manos.
