La Asamblea Constituyente

En el día de la fecha, declarado recientemente feriado nacional, se festeja el Bicentenario de la Asamblea General Constituyente del año XIII. La fecha de hoy, 31 de enero, fue el inicio de las sesiones, que se prolongaron cerca de dos años.

La Asamblea Constituyente

Nuestra independencia fue un complejo proceso,  político y social, con avances y retrocesos, acuerdos y desacuerdos, con una larga guerra contra el imperio español, seguida por décadas de guerras civiles. Con protagonistas lúcidos y generosos derrochando coraje y otros temerosos, medrando al calor de las circunstancias. Nada fue fácil ni lineal. La Asamblea Constituyente fue un hecho relevante, fulgurante en el inicio, que se fue apagando al tenor de acontecimientos internacionales y de la propia evolución del proceso en el sur de América.

De los hechos que precedieron a la Asamblea, quizás el más importante había ocurrido casi un año antes cuando retornaron a Buenos Aires un conjunto de hombres sobresalientes, militares, que participaron en las guerras napoleónicas en los ejércitos españoles. El de mayor rango con el grado de teniente coronel fue José de San Martín, personalidad vigorosa de claras ideas a favor de la independencia americana. Vinieron también Matías Zapiola y un joven ambicioso e intrigante que jugaría un rol preponderante, Carlos de Alvear.

Conocedores y participantes de las organizaciones políticas de entonces, conocidas como logias por su carácter cerrado y secreto, prontamente constituyeron aquí la Logia Lautaro donde la influencia de San Martín a favor de la declaración de la independencia fue decisiva, acompañada por la Sociedad Patriótica constituida por los seguidores de Mariano Moreno y los elementos más revolucionarios, frente a los más moderados, de donde  provenía Saavedra.

En este contexto de facciones, de intereses e ideas a veces duramente enfrentadas, en octubre de 1812 el entonces Segundo Triunvirato dispuso la convocatoria a la Asamblea General Constituyente. La convocatoria tenía un fundamento y un propósito definidos y explícitos.

El fundamento era lograr que los pueblos del interior, remisos a la incorporación activa al proceso independentista, lo hicieran, para lo cual se diseñó un modo de designación de representantes a la Asamblea que incluía hasta el Alto Perú. El propósito era declarar formalmente la independencia de España y darse una Constitución. Lamentablemente ninguna de estas dos finalidades se alcanzó pero, a pesar de ello, la Asamblea fue un paso fundamental en el proceso de la Independencia. En cuanto a los representantes, la mayoría de ellos fueron residentes en Buenos Aires, aunque varios habían nacido en el interior.

Fueron 21 por las Provincias Unidas; se incorporaron algunos del Alto Perú y fueron rechazados los designados por Banda Oriental, a consecuencia de la ya desatada puja entre centralismo y federalismo. Los nombres son los más ilustres de aquellos años: Bernardo de Monteagudo representó a Mendoza, una las mentes preclaras de la Revolución, integrante de su ala “jacobina”, quien acompañó a San Martín en el largo camino a Lima, donde murió asesinado.

No es éste el lugar para enumerar las causas que los historiadores han dado del fracaso de la Asamblea para cumplir su propósito de declarar la Independencia y sancionar una Constitución, pero seguramente influyó mucho el espíritu que nos persigue aún hasta hoy.  Pero su trascendencia es innegable, ya que asumió la representación de la soberanía nacional y eliminó toda referencia a la sumisión a la corona española.

Esto era virtualmente declarar la independencia. Adoptó medidas de gran importancia como la libertad de vientres, supresión de los títulos de nobleza, abolición de tributos a los indios, adopción del escudo nacional, acuñación de moneda, creación del que luego sería el Himno Nacional, declaración del 25 de Mayo como Fiesta Cívica, creación de nuevas gobernaciones-intendencias como la de Cuyo; la más importante y duradera: creó el Directorio unipersonal en remplazo del Triunvirato, origen de nuestro presidencialismo. Todos son hechos clave que vale recordar sin sectarismo ni demagogia.

Poco después del inicio de la Asamblea Constituyente, el 3 de febrero, José de San Martín derrotaba en el Combate de San Lorenzo el desembarco de la escuadrilla realista de Montevideo, y el 20 del mismo mes Manuel Belgrano derrotaba y rendía al Ejercito español en Salta.

Vale entonces recordar una curiosidad: entre los asambleístas del Año XIII figuran los siguientes nombres caros a nuestros lares, aunque muchos nada sepan de ellos: Pedro Agrelo, Mariano Perdriel, José Ugarteche y Ramón Eduardo Anchoris.

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