La suerte está echada. A mediados de agosto, un tribunal comenzará a decidir sobre el futuro de Julieta Silva (30) y su responsabilidad en la muerte de Genaro Fortunato ocurrida el 9 de septiembre de 2017. El juez Rodolfo Luque confirmó el inicio del juicio oral para el martes 14 de agosto y se extenderá por tres semanas para concluir el viernes 31.
Silva está imputada por homicidio simple con dolo eventual y como alternativa homicidio culposo grave. Durante la audiencia preliminar que se extendió casi por dos horas, por pedido tanto de la fiscalía, la querella y la defensa, quedó establecido que el debate lo lleve adelante un tribunal colegiado que estará conformado por el juez Luque junto a Julio Bittar y Ariel Hernández.
El pedido para la conformación de un tribunal tripartito no fue el único punto en el que confluyeron el fiscal Norberto Jamsech con Tíndaro Fernández, abogado de la familia Fortunato, y Alejandro Cazabán, defensor de la acusada, todos vieron la necesidad de realizar una completa reconstrucción del hecho que implicará, además de recrear las condiciones de esa noche como la llovizna, que los magistrados utilicen lentes especiales para distorsionar la visión con el objetivo de imitar la visibilidad disminuida de Silva por los problemas oftalmológicos que padece.
La audiencia fue seguida atentamente de principio a fin por Miguel Fortunato y Graciela Linares, los padres del rugbier sanrafaelino, y Andrés Silva el papá de Julieta. Y en ambos casos, prefirieron el silencio cuando se retiraron de tribunales.
Los argumentos
La acusación contra Julieta Silva por homicidio simple con dolo eventual es a donde apunta principalmente la estrategia de la fiscalía y sobre todo de la querella.
En la hipótesis se sostiene que en la madrugada del 9 de septiembre del año pasado, a las 4.49 específicamente, Genaro y Julieta salieron del bar La Mona discutiendo y en estado de ebriedad ambos, ella se subió al Fiat Idea, arrancó y él golpeaba la ventanilla para que no se fuera. Finalmente Silva salió con Fortunato al lado y al acelerar el joven cayó de cara al asfalto.
Para la parte acusadora, Silva se alejó 150 metros y cuando regresó, sabiendo que había dejado a Fortunato tirado en la calle, no corrigió el rumbo en todo el trayecto e hizo caso omiso al trapito que le hacía señas para que detuviera la marcha. Así fue como lo atropelló y arrastró el cuerpo 3,50 metros.
Una secuencia de hecho a los que hay que agregarle que Silva manejaba sin lo anteojos recetados, bajo los efectos del alcohol y en una noche con una llovizna persistente.
Valiéndose casi de los mismos argumentos, la defensa sostiene que todo fue un accidente producto de la visibilidad reducida de Julieta.
Los mensajes de amor
Entre los escasos conflictos de intereses que se presentaron en la audiencia, el principal estuvo en la inclusión de los mensajes de WhatsApp entre Genaro y Julieta en los que se declaraban amor eterno y hacían planes de vida juntos.
Alejandro Cazabán pretendía que solamente se tomaran como prueba los mensajes desde el mediodía del 8 de setiembre y se obviara el resto de los 6.000 mensajes de WhatsApp.
Finalmente, el juez Rodolfo Luque no hizo lugar y admitió la totalidad de los mensajes como una prueba más a analizar durante el juicio.
Para la parte querellante no es un detalle menor porque buscan establecer que había una relación de pareja estable entre la víctima y la imputada y no que se trataba de algo circunstancial.