Videojuegos y literatura: una relación no tan imposible

Lo demuestra "Joycestick", un juego de realidad virtual que nos sumerge en las escenas del "Ulises" de Joyce.

El "Ulises" es una de las novelas más arduas de la literatura, un monumento al que pocos se animan a acercarse. Y, de los que lo intentan, pocos llegan a la última línea. El escritor irlandés James Joyce creó en estas abultadas páginas un universo caótico, protagonizado por Leopold Bloom y Stephen Dedalus. Las descripciones y las listas que no acaban, los monólogos mentales que hurgan el inconsciente, los saltos en el tiempo y la apariencia de ser una marea textual hacen de esta novela una especie de laberinto.

Es por eso que la tecnología quiso poner aquí su mano. En el videojuego "Joycestick", que todavía está en proceso de elaboración, se recrean escenarios de la novela, para completar los cabos sueltos que deja esa lectura caótica.

Unos 22 estudiantes del Boston College se encuentran trabajando en este proyecto, cuyo prototipo ya fue presentado en Roma en febrero. Generó grandes expectativas entre los presentes, al parecer.

Según informan algunos sitios, este dispositivo de realidad virtual "rellena los huecos de la novela, dado que muchos de los lugares que Joyce describe han desaparecido". Es decir: una torre militar, un café parisino, hasta el contenido de los cajones de su habitación.

Joseph Nuggent, que es el coordinador del proyecto, destaca que "Joycestick", que se presentará oficialmente el 16 de junio en Dublín, pretende acercar la obra de James Joyce a nuevos lectores, ofreciendo una posibilidad interactiva y otra faceta para el disfrute literario. Nuggent, además, habla con conocimiento, ya que también creó una App que ofrece un tour por la capital irlandesa, recalando en los sitios más emblemáticos de la novela.

Pero este interés por difundir la obra de Joyce no es gratuito. Pese a ser muy citada y pese a haber marcado un antes y un después en la novelística, él es un escritor poco leído, especialmente en países de habla no inglesa.

Esto se debe a que su libertad a la hora de experimentar hizo que sus obras no solo fueran difíciles de digerir, sino también de traducir. Y su escritura llegó al límite en la novela "Finnegans Wake", llena de pasajes oníricos y farragosos, en donde hasta jugó con el surrealismo escondiendo palabras en el texto, entre fonema y fonema, entre letra y letra.

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