Toda una diva: Mirtha Legrand cumple 90

Es la figura en actividad más longeva del espectáculo argentino y pasó de ser una estrella del cine nacional de la época de oro a convertirse en un emblema televisivo cuya vigencia sigue intacta.

Toda una diva: Mirtha Legrand cumple 90

Más allá de las opiniones polarizadas que hoy puede generar una figura como Mirtha Legrand, hay algo en ella que es indiscutible: una vitalidad a toda prueba que la lleva a mantenerse actualizada hasta en los más pequeños detalles con la ayuda, por supuesto, de una memoria privilegiada que ejercita día a día y que se encarga de poner sobre la mesa en cada uno de sus almuerzos.

Mirtha cumple hoy 90 años y se convierte así en la figura en actividad  más longeva del espectáculo argentino y también en la que más tiempo lleva  ante las cámaras, teniendo en cuenta que debutó en un rol protagónico en cine a los 14 años ("Los martes orquídeas", de 1941), pero ya a los 13 había hecho un cameo junto a su hermana Silvia en la comedia "Hay que educar a Niní", junto a la gran Niní Marshall.

"Debe ser genético", siempre se encarga de recalcar ella, al considerar que su hermana gemela Silvia y su hermano, el notable cineasta José Antonio Martínez Suárez (que cumplirá 92 en octubre) también gozan de una salud envidiable.

Nace una estrella

Quizá todavía queden algunos que no sepan que Mirtha Legrand nació en Villa Cañás, provincia de Santa Fe, bajo el nombre de Rosa María Juana Martínez Suárez, y tanto ella como su gemela, María Aurelia Paula, demostraron desde chiquitas sus dotes histriónicas.

Sus padres, José y la española Rosa (él librero y ella maestra de la escuela a la que fueron los tres hermanos) se separaron en 1934 y la madre partió a Rosario con sus hijos, donde las mellizas comenzaron a tomar clases de teatro infantil y estudiaron canto, recitado, danzas clásicas y españolas, piano y zapateo americano.

El primer paso al estrellato se los dio el realizador Luis César Amadori, quien convocó a las mellizas para un breve papel en la comedia "Hay que educar a Niní" y luego en "Novios para las muchachas", de Antonio Momplet", donde Mirtha figuraba con el seudónimo de Rosita Luque.

Pero en 1941, a los 14 años, las chicas ya tenían su representante, Roberto Cerebello, quien las rebautizó como Mirtha y Silvia Legrand, al mismo tiempo que el director Francisco Mugica le ofrecía a Mirtha el papel principal en "Los martes orquídeas", una comedia blanca donde la cortejaba un Juan Carlos Thorry de 32 años (hoy quizá esto no estaría muy bien visto) y que la popularizó en todo el mundo de habla hispana.

De ahí en más su carrera fue imparable y Mirtha se convirtió en una actriz que, aun sin dotes demasiado destacadas, tuvo la capacidad de fascinar y generar un mito glamoroso que la volvió una estrella -con los consiguientes éxitos de taquilla- en los primeros años de la década.

Irradiaba simpatía, magnetismo y una cálida belleza con la que construyó el personaje de "ingenua" que destacó en títulos románticos como "El viaje" (1942), "El espejo" (1943), ambas de Francisco Mugica, "Safo" (1943, la obra maestra de Carlos Hugo Christensen, donde hace un papel relevante aunque secundario), "La pequeña señora de Pérez", también de Christensen, y la comedia musical "La casta Susana" (1944, del español Benito Perojo, en la que Mirtha debió ser doblada en todas las canciones), entre otras.

Su trayectoria en el cine incluye 36 largometrajes realizados entre 1939 y 1965, uno de ellos en España (“Doña Francisquita”, de 1953).

La mano directriz

Pero Mirtha adquirió otro cariz, casi podríamos decir que su impenitente personaje de ingenua se volvió más adulto, a partir de su casamiento con el cineasta francés Daniel Tinayre (1910 - 1994), quien intentó moldearla al estilo de las grandes divas del Hollywood de la época en títulos como "Pasaporte a Río" (1948, una especie de "film noir" con acento francés pero con Mirtha en estilo Veronica Lake), el policial "Tren internacional" (1954) o hasta la comedia "La vendedora de fantasías" (1950), aún hoy muy gratas de ver.

Tinayre le aportó a Mirtha una estatura de actriz que hasta ese momento ella no tenía. Con él filmó "En la ardiente oscuridad" (1959), que transcurre íntegramente en un instituto para ciegos; "La patota" (1960), en la que Mirtha encarna a una profesora de Filosofía violada por uno de sus alumnos; "Bajo un mismo rostro" (1962), donde Mirtha es una prostituta que tiene una hermana gemela monja (Silvia Legrand), y hasta "La cigarra no es un bicho" (1963), que creó escuela con las peripecias de un grupo de parejas infieles que deben permanecer encerradas en cuarentena en un hotel alojamiento porteño.

En 1965 Mirtha rodó la que sería su última película, "Con gusto a rabia", a las órdenes de Fernando Ayala y con Alfredo Alcón como coprotagonista. Es la historia de una señora burguesa que mantiene una relación con un joven revolucionario bastante menor que ella (en realidad, Alcón era apenas 4 años menor que Mirtha).

La tevé, antes de los almuerzos

Mucho antes de que la pantalla chica se convirtiera en su exclusivo medio laboral, Mirtha incursionó en la tevé en un programa de 1958 que protagonizó junto a Mariano Mores y donde, bajo el título de "M ama a M", la actriz y el músico interpretaban distintas historias humorísticas en episodios de media hora.

Sin embargo, la serie más recordada (y que el canal Volver suele reponer cada tanto) es "Carola y Carolina, las hermanas viceversa", que emitió Canal 13 en 1966 y donde las mellizas volvieron a trabajar juntas, encarnando a un par de simpáticas detectives privadas, acompañadas en el elenco por Tincho Zabala y Osvaldo Terranova.

Su última ficción televisiva, 46 años después, fue “La dueña”, que en 2012 emitió Telefé. Pero para entonces, ya llevaba más de 40 años como diva indiscutida de unos almuerzos que hoy son historia.

El éxito definitivo

En 1968, cuando hacía casi tres años que estaba retirada del cine y acababa de protagonizar en teatro "40 kilates" junto a un Arnaldo André de apenas 24 años, Mirtha recibió el ofrecimiento que le cambiaría la vida.

El empresario Alejandro Romay, ya entonces conocido como "el zar de la televisión", le ofreció conducir un ciclo de entrevistas por Canal 9 que, bajo el título de "Almorzando con las estrellas", recibiría a distintas figuras del espectáculo, el deporte, la ciencia y la política.

El ciclo fue un éxito y poco después se llamaba "Almorzando con Mirtha Legrand" y comenzaban a disputárselo los distintos canales de aire porteños.

Hoy, con sus cambios, interrupciones, polémicas y hasta censuras, se trata del programa que más tiempo lleva en el aire conducido por una misma persona en la historia de la televisión mundial.

Fueron 48 años y más de 6.000 emisiones en las que se pasó del blanco y negro al color, de los almuerzos a las cenas, a las charlas con invitados y sin comida y hasta a algunos años de interrupción forzada.

Mirtha ha anunciado varias veces su retiro, casi como una cábala, desde hace más de una década. Pero año tras año vuelve a la carga con el mismo ímpetu y las ganas de siempre.

Por supuesto, también volverá este año. Al menos, así lo anunció durante la entrega de los Premios Estrella de Mar, donde recibió el Oro. Nos queda Mirtha para rato.

Polémica y punzante

El éxito de Mirtha se sostiene hoy, entre otras cosas, gracias a sus preguntas punzantes, a veces inoportunas pero siempre polémicas, a las que somete a sus invitados a sabiendas de que generarán rating.

No es algo nuevo en ella, pero sí una característica que se ha acentuado con el paso de los años y en la que se muestra cada vez más abierta y desprejuiciada.

En julio de 2010, por ejemplo, en uno de sus almuerzos dedicado a la ley de matrimonio igualitario, se vio envuelta en una gran polémica mediática cuando en su programa televisivo entrevistó al diseñador de modas Roberto Piazza. Mirtha le dijo: “Te voy a hacer una pregunta muy delicada: la pareja de homosexuales, suponte que adoptan a un chico... como tienen inclinaciones homosexuales, ¿no podría producirse una violación hacia su propio hijo?”.

Al presidente electo Néstor Kirchner le dijo: “Algunos dicen que con usted se viene el zurdaje”.

Y al entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde: “Dígame, gobernador, ¿qué relación tiene usted con el narcotráfico?”.

“Me humanicé, derribé tabúes que había en mi vida y estoy más abierta a todo. El mundo evolucionó y yo con él”, dijo en una entrevista reciente.

Sin embargo, su rutina más pegadiza, pícara y esperanzadora, que acompaña el cierre de cada almuerzo, sean en Buenos Aires durante el año o en Mar del Plata en el verano, sigue siendo: “Como te ven, te tratan. Si te ven mal, te maltratan. Y si te ven bien, te contratan”.

El festejo

La fiesta de esta noche será a lo grande, en una reunión que se llevará a cabo en la mansión que su hija Marcela Tinayre tiene en Barrio Parque y que supo recibir a Mick Jagger y Ron Wood en la última visita de los Rolling Stones a la Argentina.

Entre los presentes se encontrarán, por supuesto, sus nietos Juana e Ignacio Viale, sus bisnietos, sus hermanos Goldy y José, más los nietos de ellos, amigas muy cercanas como María Teresa Villarroel, Graciela Borges y su vestidor y amigo Héctor Vidal Rivas, entre otros.
La gran ausente será Susana Giménez, que se encuentra de viaje en Miami.

Mirtha Legrand reveló su edad en su propio programa, cuando mostró la nota que le habían hecho en una revista y donde decía que cumpliría 90 años. Ella misma, que siempre se negó a declarar su edad, lo dejó entrever cuando dijo: “En unos meses voy a cumplir un número redondo que odio, lo detesto. Pero mientras Dios me dé salud aquí estaré”.

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